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Channel: Navegando por Grecia
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Pan y piedras del Mani

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Cuando volvemos del Egeo, rumbo al Jónico, por el sur, siempre nos damos de bruces con el Tenaros, en la infancia conocido como cabo Matapan; que ya de por sí viste, porque matar un pan parece la peor de las fechorías. Pero además es onomatopéyico, algo así tal que sentir precipitarse a las rocas en el mar ¡Rataplán! La zona más meridional del continente europeo, la zona más profunda del mar Mediterráneo, la zona más rara de Grecia. Solo hay que mirar al Taigeto, la cordillera que es la falange de este dedo central del Peloponeso, un monstruo pétreo, un ejército montañoso que se desliza para desplomarse en el mar profundo ¡Rataplán! Aquí está la entrada del Hades. Yo nunca la busqué.

No he navegado todo el apéndice del Tenáros, porque no tiene buenos puertos para un barco y lo único decente es Porto Kayo; de caille, codorniz, nombre que le dieron los franceses, que llaman las cosas como ellos quieren; debido a las numerosas bandadas de estas aves que aquí se congregan antes de partir hacia el sur para pasar el invierno. También llamaron Morea a toda la patria de Pélope; cuando todo el mundo sabía que se llamaba Peloponeso. En los tiempos clásicos, esta tierra no era muy diferente del resto de Grecia, el contraste vino después, cuando cayó el imperio romano y después el bizantino; cuando llegaron los otomanos. Las oleadas sucesivas de refugiados expulsados por unos u otros, generaron una lucha por el poder y control de áreas de alguna riqueza, en un territorio algo desolado. Su nombre, Mani, posiblemente proceda de “la mano” italiana, pues en esta extravagante parte del mundo cortaban las manos antes de ejecutar a los criminales.  A esta tierra extraña de piedra desnuda y estéril, donde ni el polvo se pega a los caminos,  vinieron a parar muchos exiliados, entre ellos los descendientes de espartanos y las familias de los últimos emperadores bizantinos. Tras la conquista franca de Grecia, Mani era una oligarquía feudal de poderosas familias que luchaban unas contra otras , o bien juntas contra los recién llegados y donde una afrenta al clan se debía vengar necesariamente, no importaba que generación consiguiese realizar el desquite, ni siquiera de si se acordaban de cuál era el motivo de su vendetta.

De las primeras veces que arribé a Porto Kayo conservo unos dibujos míos de torres grises con pájaros negros; murciélagos o vampiros. Hay que aclarar que mis devaneos pictóricos son algo parecido a Gozilla con un plumier; pero me sirven para recordar cosas importantes; torres y vampiros. Y de hecho di en el clavo.

Las torres son notables y singulares; esa forma de construcción ortogonal que sale directamente de las rocas grises de la montaña te advierten de que estás en otro mundo, que el Mani no es parecido a nada de lo que has visto en Grecia. Las llamadas torres Nyclianas se construyeron como elemento de defensa y ataque sobre familias rivales; surgían con cada oleada de refugiados, que venían a disputar lo poco que había, y crecían durante los periodos de tregua, ascendiendo por el aire, también para demostrar el prestigio familiar, pero solo se habitaban en periodos de contiendas. La mimetización de las torres con el paisaje produce un efecto tan curioso que a veces cuesta distinguir un pueblo; como en Mezapo, donde hace ya algunos años pasamos de largo pues no lo veíamos a la distancia. Y al revés también sucede que las rocas se agrupan tan densamente que engañan, con pueblos inexistentes.

Quizás sean estos espejismos los que hacen tener creencias esotéricas y escatológicas, o quizás sea la cercanía del respiradero del Hades, el caso es que los maniotas son supersticiosos. Dicen que en verano los fantasmas vagan por los caminos por el día y en invierno durante la noche; clamando venganza. También hablan de brujas, demonios, nereidas, górgonas y la importancia profética de los sueños. De hecho hay gente que cree en los vampiros. Yo misma, con solo mirar a esas torres me imagino el castillo de Bram Stroker y al su conde reptando por las paredes.

Esta punta de Europa, aficionada a la piratería, con su sociedad feudal, con su vida espartana, no ha producido grandes obras literarias ni musicales, pero si un tipo de canción popular muy especial: los Mirologia, canciones para los muertos, de los que ya hablé en otra entrada; un género surgido espontáneamente que se transmite por tradición oral desde la noche de los tiempos.

Sitio raro y tenebroso, con un carácter tozudo e independiente, este del Mani; fue aquí donde se gestó el movimiento de independencia contra el imperio Otomano; pero con un atractivo tan especial que ha generado numerosos libros de viajeros fascinados, de los que el más conocido es el de Patrick Leigh Fermor, “Viajes por el sur del Peloponeso”; lectura inexcusable si se quiere conocer la zona. En verano son numerosos los turistas que se acercan a Kardamili para ver la casa del escritor.

Muchas lecturas, así como habladurías griegas, describen a los maniotas como desconfiados con el extranjero, pero con un gran corazón para el que realmente lo necesita. Una de las veces que fondeamos en Porto Kayo, nos habíamos quedado sin pan, nos acercamos a una taberna y le pedimos al dueño si nos podía vender algo. Nos dio una hogaza exquisita y crujiente, cuando le quise pagar me respondió que no se puede cobrar por el pan a un navegante hambriento, mientras hacia un gesto con la mano sobre el pecho.
Esta vez volvimos a las andadas y llegamos al Mani con solo unos pocos mendrugos. Me acerqué a la misma taberna, que ahora regentaba el hijo, mientras el padre veía la televisión. Nos cobró dos euros por un pan más duro que las cumbres del Taigeto.





La estrella del norte

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Una de las preguntas más frecuentes que nos hacemos al leer sobre el viaje de Jasón y sus argonáutas en busca del vellocino de oro; que nadie sabe a ciencia cierta que era; es como consiguieron completar su periplo y volver a casa. Porque ir es lo fácil, volver lo difícil. Jasón había sido criado por Quirón, el centauro sabio que le instruyó en muchas artes, en concreto de la astronomía y parece ser que le enseñó un calendario para navegar; no sé si me equivoco, pero creo que se llamaba la Esfera de Quirón.

Sus hazañas se transmitieron de forma oral de generación en generación; hasta que mucho después el virtuoso Apolónio de Rodas decidiera plasmarlo en texto; pero la fecha exacta del viaje y sus conocimientos sobre navegación quedan ocultos en el tiempo. Así que lo que voy a hacer aquí es pura aventura; tan arriesgada como los viajes del Argos, adentrándose en territorios desconocidos. Todo es verdad o es mentira.

Posicionarse en el mar siguiendo las estrellas es tan antiguo como la humanidad, pero la ausencia de relojes exactos, hasta el siglo XVIII,  hacia muy limitado el número de cuerpos celestes a observar; esto me llevaría largo rato de explicar y con una buena ración de geometría esférica, así que lo dejamos aquí flotando.

Pero no es muy complicado pensar que un buen candidato para nuestros antepasados marinos, sería un astro siempre visible y situado en el polo. Mientras la posición aparente de las demás estrellas cambia durante la noche, rotando alrededor del eje celeste, la posición aparente de las estrellas polares se mantiene fija. Esto las hace especialmente útiles en la navegación, pues su dirección indica su polo geográfico respectivo, y su ángulo de elevación se puede usar para determinar la latitud. En nuestro hemisferio la “estrella del norte” es el faro más antiguo que guiaba a los primeros navegantes del Mediterráneo, nuestra familiar Estrella Polar de la constelación de la Osa Menor.

La identidad de la estrella polar cambia con el tiempo debido a que los polos se van moviendo por la precesión de los equinoccios, un cambio lento y gradual de la orientación del eje de la Tierra, que causa que los polos describan un círculo en el firmamento, completándolo aproximadamente cada 25776 años y apuntando a distintas estrellas.

Hace 5000 años la estrella más cercana al polo norte; y por tanto la estrella polar del momento;  era Thuban, en la constelación del Dragón. La importancia de esta estrella entre los egipcios se pone de manifiesto en el diseño de sus pirámides, cuyos canales de aireación se orientaban a objetos concretos de la bóveda celeste. Así, el canal norte apuntaba a Thuban, marcando el camino que debía seguir el alma del faraón para llegar a las estrellas.

Hacia el año 1900 A.C. la estrella Kochab comenzó a sustituir a Thuban como estrella Polar. Esta estrella; la β de la Osa Menor; fue usada como estrella polar entre el 1500 a.C. y 500 A.C.  Figura en las obras de Homero y los antiguos árabes la llamaban "Al Kaukab al Shamaliyy", es decir, "La Estrella del Norte".






En torno al año 800 D.C. una pequeña estrella  de la constelación de Camelopardalis, la Jirafa, ostentó la posición polar, hasta que hace poco más de mil años la estrella α Ursae Minoris obtuvo la consideración de estrella Polar que mantiene hasta hoy y conservará hasta el año 3500 D.C. aproximadamente.

Pero además de posicionarnos, una estrella inmóvil en el polo sirve para decirnos la hora que es, pues todo el firmamento gira entorno a ese punto quieto, como las manecillas de un reloj entorno a su eje.
Todavía podemos exprimirla aún más y utilizarla como calendario celeste, porque esa manecilla del reloj de la que hablaba antes no está todos los días a la misma hora en el mismo sitio. No me extiendo mucho más, pero sí que os dejo un enlace de una página donde se explica esto con claridad.

Así que una estrella polar permitió a los hábiles marinos  antiguos realizar una serie de proezas al mismo tiempo que describían el mundo con sus viajes. Y lo más importante: regresar a casa para contarnos sus peripecias.

Para amenizar la astronomía, nada mejor que la música; en la que también era maestro Quirón . Os dejo con una canción de Manos Hatzidakis  que fue tema principal de la película America, America, de Elia Kazan. La canción se llama Estrella del norte.




Dimitra Galani-Track1

Αστέρι του βοριά

Τ’ αστέρι του βοριά
θα φέρει η ξαστεριά
μα πριν φανεί μέσα από το πέλαγο πανί
θα γίνω κύμα και φωτιά
να σ’ αγκαλιάσω ξενιτιά

Κι εσύ χαμένη μου Πατρίδα μακρινή
θα γίνεις χάδι και πληγή
σαν ξημερώσει σ’ άλλη γη

Τώρα πετώ για της ζωής το πανηγύρι,
Τώρα πετώ για της χαράς μου τη γιορτή

Φεγγάρια μου παλιά
καινούρια μου πουλιά
διώχτε τον ήλιο και τη μέρα απ’ το βουνό
για να με δείτε να περνώ
σαν αστραπή στον ουρανό



Estrella del  Norte

La estrella del norte
Traerá el firmamento lleno de astros
Pero antes de que en medio del mar aparezca una vela
Me convertiré en ola y fuego
Para abrazarte en mí destierro

Y tú, mi perdida patria lejana
Te harás caricia y herida
Como si amanece en otra tierra

Ahora vuelo para la fiesta de la vida
Ahora vuelo para la celebración de mi alegría

Mi vieja luna
Mis nuevos pájaros 
Dirige al sol y el día por las montañas
Para que veas que paso
Como un rayo por el cielo

Subir al cielo

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Con aquel dulce viento, el divino Ulises desplegó su velamen; sentado rigió con destreza el timón; no bajaba a sus  ojos el sueño, velaba a las Pléyades vuelto al Boyero de ocaso tardío y a la Osa, a que otros dan el nombre del Carro y que gira sin dejar su lugar al acecho de Orión; solo ella de entre todos los astros no baja a bañarse al Océano. La divina entre diosas, Calipso dejó dicho a Ulises  que arrumbase llevándola siempre a su izquierda.
Odisea, Canto V  (269-277)

Homero embellece el firmamento. Que elegante manera de describir a un grupo de estrellas circumpolares; siempre visibles sobre el horizonte para los mediterráneos y siempre dando vueltas alrededor del polo norte. Y muy buena pista de como se orientaban los navegantes ilustres. Nunca mejor dicho, pues si dejas el carro siempre a tu izquierda, navegas hacia oriente.

La mayoría de los astros salen por un lado del horizonte y se ocultan por el otro; pero no el Carro, debido a que su declinación es parecida a la latitud de nuestras tierras nunca puede mojarse en el mar. Esa fue la condena de la ninfa Calisto y su hijo Arkas; palabra semejante a ἄρκτος (oso); que fueron convertidos en osos y lanzados por el rabo al cielo; el mismo Zeus lo hizo, para evitar las iras de su celosa esposa Hera. La terrible diosa les maldijo y les prohibió que se acercaran al reino de Poseidón, siempre darían vueltas sin tocarlo ¿No es hermoso?

La contemplación del firmamento es tan antigua como la humanidad, ya en Mesopotamia se describían las constelaciones y el zodiaco basado en la división en doce partes iguales de la banda celeste sobre la cual trazan sus trayectorias el Sol, la Luna, y los planetas. No tenían televisión ni internet y dedicaban su tiempo a tareas emocionantes. Pero si se observaba con cuidado el cielo no es nada simple y así como las estrellas aparecían en posiciones fijas, un día tras otro; en el corto tránsito de una vida; los planetas representaban un quebradero de cabeza. En efecto, estos astros al recorrer la banda del zodiaco retrogradan, invierten su dirección, retroceden sus pasos conforme pasan los días, para luego volver a retomar su rumbo. De hecho πλανήτης, planeta, tiene la misma raíz que πλανεύω, engañar o seducir.

Platón ideo el modelo de dos esferas concéntricas para explicar el movimiento de los astros. La Tierra se ubicaba inmóvil en el centro del cosmos, con las estrellas fijas en la esfera celeste a lo largo de la cual se mueven el Sol, la Luna y los planetas. El filósofo planteó el desafío a astrónomos y matemáticos instigándolos  a proponer un modelo de movimientos circulares y uniformes que explicaran la retrogradación de los planetas. Fue más de un siglo después cuando Eratóstenes ideo su esfera armilar. Es realmente sorprendente la invención de artilugios tan sofisticados como el mecanismo de Antikithira, del que ya hable hace tiempo, para predecir la posición de los astros en el cielo así como sus eclipses. Si quieres leerlo pincha aquí.




Todo esto era fundamental ya que las observaciones astronómicas indicaban cuándo plantar las cosechas y cuándo segar el grano, localizar sus templos, en que momento emprender una travesía, cómo diseñar sus casas e incluso cómo orientar sus ciudades. La supervivencia y el éxito de un recién nacido, dependía de cómo estaban dispuestos los astros porque indicaban la época del ciclo solar. Es lógico que la  astronomía y la astrología fueran de la mano en muchos sentidos. La división de la eclíptica  en doce partes iguales que abarcaban sus correspondientes estrellas, el zodiaco, el ciclo de los animales, tenían mucho de ciencia, pero también algo de magia; lógico que allí fueran a parar los héroes y los mitos convertidos en constelaciones.

Fue otra vez Eratóstenes en su “Catasterismo” quien se tomó la molestia de explicar; o inventar;  los orígenes de las distintas constelaciones y asterismos según la mitología griega, indicando el porqué de esta transformación en estrellas de los diversos héroes y dioses representados en el cielo. Pero en muchas constelaciones la controversia está servida; como en el caso de Sagitario en el que unos mantienen que es el propio Quirón y otros que era el sátiro Croto;  y como nunca sabremos si fue primero el huevo o la gallina cada uno se queda con lo que quiere y guste. Muchos de los mitos recogidos ya formaban parte del acervo cultural heleno desde siglos atrás, otros los creó él mismo, en un intento de sistematizar las historias de las constelaciones.

Parece haber una estrecha relación entre los nombres de las antiquísimas figuras zodiacales y el mito de Jasón, sus legendarios argonautas y su viaje en pos del vellocino de oro, lo que demuestra la importancia de esta aventura para el mundo clásico. Así Aries hace referencia al propio carnero del vellocino, Leo al león de Nemea de Heracles, al que se le representa siempre vestido con su piel, Géminis a los gemelos Cástor y Pólux, Virgo a la sacerdotisa del templo donde se custodiaba el vellocino. También existe una Argos Navis, una constelación del hemisferio sur, que se extiende desde Can Mayor a la Cruz del Sur. Y yo si tengo que elegir, prefiero al buen centauro Quirón como sagitario porque la historia queda más redonda.

Quirón fue un sabio y prudente médico, veterinario, músico, astrónomo y principalmente, maestro de personajes tan importantes como Jasón o Aquiles. Vivía en el monte Pelión y su fama era tan grande que allí le llevaban a jóvenes tan ilustres como los anteriores, para que les adiestrara en diversas materias. Dicen que ideó la esfera que lleva su nombre; no he conseguido encontrar nada relacionado con la esfera de Quirón que no sea esotérico, aunque bien podría ser un elemento circular como los descritos por Platón para localizar los astros y que le valdría a Jasón para situarse en su viaje.

Quirón fue herido por una flecha errada de Herácles. Era médico y conocía pócimas milagrosas preparadas con las plantas más raras del Pelión, pero no pudo aliviar su dolor; decidió ceder su inmortalidad a Prometeo para librarse del sufrimiento. Así fue, murió y salió despedido hacia el firmamento, convirtiéndose en el Arquero, para servir de guía a los eternos argonautas que dan vueltas por los mares.

La astronomía ha avanzado muchísimo, hoy las estrellas reciben nombres muy áridos para memorizar y sabemos que las cosas del espacio son más complicadas que estas historietas de dioses vengativos, inocentes ninfas y animales prodigiosos. Pero, también es la propia ciencia la que habla de cuántica, teorías de cuerdas o membranas y universos paralelos. Si hay varios posibles, yo me quedo a vivir en este, el mágico de la Grecia Clásica.






Me despido con esta preciosa canción de Giorgos Kazantzis con letra de Thomás Korobinis, cantada por Lizeta Kalimeri y Dilet Kot, alternando el turco con el griego. No puedo traducirla entera, pero sí que lo he hecho con la primera estrofa en griego.

Στις ανηφόρες του ουρανού θέλει πολύ κουράγιο
να βρεις μιαν αδερφή ψυχή και να ανταμώσεις άγιο.
Να κάνεις σάλτο στις φωτιές να μη σε καψαλίζουν,
να καις τις αμαρτίες σου, να μη σε βασανίζουν.
Ψηλά στις χώρες του ουρανού δε θέλει διαβατήριο
δεν έχει, σύνορα, σταθμούς δρόμους του γυρισμού.
Έχει ερημιές που ήταν πηγές, φλόγες που γίναν πάγοι,
έχει σπηλιές που τις φυλάν μάγοι του πειρασμού.

Las subidas al cielo requieren mucho coraje
Hallar una alma hermana y encontrar santos
Saltar los fuegos para que no te abrasen
Y que tus pecados no te torturen
En las altas tierras del cielo no se necesita pasaporte
No tiene fronteras, estaciones o caminos de vuelta
Tiene desiertos que fueron fuentes, llamas que daban hielos
Tiene cuevas donde vigilan los magos de la tentación.

Un aplauso, allí donde estés, María

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Un día como hoy, hace 90 años nacía La Divina María Callas, su divinidad fue un fenómeno que duró apenas 10 años, pero que perdura hasta hoy, tal que si de un habitante del Olimpo se tratara. Como los catasterismos de Eratóstenes su canto debió ascender a los cielos y se quedó prendido en alguna estrella, porque todavía, sus viejas grabaciones hacen llorar a más de uno. Su voz fue breve y no con el timbre más bello pero sí con un pathos capaz de conmover al más flemático. Siempre tienes la sensación, cuando la escuchas, de no entender de donde salió esa repentina conmoción que te paraliza y te hace llevarte las manos a la cara. Si el arte debe emocionar, ella fue su más viva defensora.


Maria Callas en Lefkada


Solo quería hacer una breve mención a este personaje que vivió en el drama y para el drama, en el día de su aniversario. Para eso lo mejor es oírla o contar una de sus múltiples anécdotas; empiezo con lo segundo y os dejo con lo primero. 

En 1961 representaba Medea en La Scala. Su relación con Onassis la había hecho abandonar los buenos hábitos y ejercicios; de hecho él la reprendía por trabajar, como si no fuera suficiente su fortuna. No tenía ya tan buena voz y el 11 de septiembre de 1961, durante el primer acto en el dueto con Jasón, la audiencia comenzó a silbar. María ignoró el alboroto hasta que llegó la escena donde ella increpa a Jasón llamándole ¡Crudele! Después del primer ¡Crudele! paró de cantar, miró al público y le dirigió su segundo ¡Crudele! Amenazante; hizo una pausa y continuó recriminando a Jasón: Ho dato tutto a te, pero el puño del desafío lo dirigió al patio de butacas; la audiencia paró de silbar y la ovación clamorosa hizo tambalear el teatro.


Los días de Alcione

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El Alcedo atthis, o Martín pescador, es un pájaro muy pinturero. El dorso del cuerpo, cabeza y alas es azul-turquesa con destellos verdes; el vientre y los ojos son de color naranja, mientras que las zonas de la garganta, orejas y orificios nasales son blancas; todo un arcoíris pajaril. Pero esta ave, además de colorida, es un símbolo de paz y tranquilidad. Anida en pequeñas grutas y cuevas cercanas a la orilla que adornan con escamas de pescado, conchas y ramas de plantas del litoral. Es especie migratoria y aparece en el Mediterráneo cuando el verano termina y permanece aquí hasta el final de marzo. Por lo general, ponen sus huevos en enero en las grietas de la costa, coincidiendo con las calmas invernales mediterráneas y con las menguas; es decir con la bajada del nivel del mar que se produce después del solsticio de invierno. Calmas y menguas facilitan que el Martín pescador anide en oquedades cercanas al agua y no tenga que desplazarse mucho para pescar para su futura prole.




El alción era venerado por los polinesios, que creían que controlaba el mar y las olas. Pero más cerca nuestro, en Grecia como no, su presencia en las costas era mítica y relacionada con los “días de Alcione”
Alcíone, ἀλκυών, era la hija de Eolo y se casó con Ceyx, rey de Tesalia, hijo de Eosfóro, el que trae a Eos, el que trae la aurora. Y dicho sea de paso, sobrino de Fósforo, el que trae la luz; si lo ponemos de otra forma: Lucifer. Uy que fácilmente me voy por las ramas, algo bastante normal cuando hablamos de mitología.

Alcione y su marido vivían felices, pero Ceyx quiso consultar algo en el oráculo de Apolo; pertrechó su nave y zarpó una buena mañana, negándose en redondo a que les acompañara la desconsolada Alcione. Nunca volvió a saber su esposa de él, ni tampoco le llegaron noticias de su triste naufragio; ella permanecía impertérrita esperando su regreso. Fue Morfeo quien se compadeció de su inocente inopia y le hizo ver en sueños amargos a su amado desapareciendo en el mar en medio de una furiosa tempestad. Para que contar más; ella se lanzó desde un acantilado, como es natural. Alcione sufrió una verdadera transmutación en su caída y se convirtió en pájaro de colores y anidó en una grieta del precipicio. Eolo se apiadó de su hija e intercedió ante Zeus para que permitiera que durante un tiempo, el mar permaneciera en calma y el pájaro pudiera poner los huevos tranquilo; los días de Alcione.

El fenómeno meteorológico existe, aunque no es fijo ni constante en el tiempo; hay años que no se produce; pero sí que hay un periodo de días, localizados entre el 15 de diciembre y el 15 de febrero, en que el anticiclón invade el Mediterráneo, solazándose y expandiéndose, para dar muy poco gradiente barométrico y casi nada de viento. En España solemos llamarle “calmas de enero”, aunque no siempre coinciden con este mes.

Hay otra Alcione, pero esta es estrella; de hecho la más brillante de las Pléyades; las siete hijas del titán Atlas y la ninfa marina Pléyone. Si el pájaro y la estrella están relacionadas ¿quien lo sabe a ciencia cierta? pero sí que es verdad que los griegos hablan siempre de las Pléyades, cómo τα πουλιά, "los pájaros".







Aκολούθα τα πουλιά                                                    Sigue a los pájaros

Θέλει δύναμη να φεύγεις                                                  Se necesita coraje para partir
συ μου είπες μια βραδιά                                                  me dijiste una noche
κι αν δεν ξέρεις πια τι θέλεις                                             y si no sabes más lo que quieres             
ακολούθα τα πουλιά                                                       sigue a los pájaros
ακολούθα τα πουλιά                                                       sigue a los pájaros

Πέταξε μαζί τους κι έλα                                                   Vuela con ellos y ven
όταν θα ‘σαι πιο καλά                                                     cuando estés mejor
και η αγάπη μου για σένα                                                y mi amor sea para ti
κλουβί δε θα ‘ναι                                                             no una jaula
μα φωλιά                                                                        si no un nido

Θέλει δύναμη να ελπίζεις                                                Se necesita coraje para esperar
στην αγάπη στη φωτιά                                                    en el amor el fuego
κι αν κι αυτό δεν το γνωρίζεις                                           y si esto no lo sabes 
ακολούθα τα πουλιά                                                      sigue a los pájaros
ακολούθα τα πουλιά                                                      sigue a los pájaros

Πέταξε μαζί τους κι έλα...                                               Vuela con ellos y ven...

Το πουλί αν θε να φύγει                                                  Si el pájaro quiere irse
άνοιξε του το κλουβί                                                       abre la jaula
μα την πόρτα μη την κλ είσεις                                          pero no le cierres la puerta
θα γυρίσει στη βροχή                                                      regresará con la lluvia

La noche más larga

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Santa Lucía, acorta la noche y alarga el día. Pero ni menguó ni creció hasta que Cristo no nació.
Dicho popular


Es observable que sobre el 13 de diciembre, día de santa Lucía, la tarde se alarga, es decir, el sol se pone más tarde. Pero eso no concuerda con que los días empiezan a crecer a partir del solsticio de invierno, sobre el 21 de diciembre, el día más corto, cuando el sol toma su mayor declinación sur y los rayos inciden más oblicuos sobre nuestro hemisferio.

Para todo hay explicación y esta vez la encontramos en  la segunda ley de Kepler: el radio vector que une a un planeta y el sol, barre áreas iguales en tiempos iguales.




Es ahora, cerca del solsticio de invierno, cuando estamos más cerca del sol, en el perihelio, y para cumplir dicha ley la velocidad de traslación de la tierra tiene que ser mayor. Debido a esta aceleración, el paso del sol por un idéntico punto al del día anterior tarda más pues la tierra debe girar sobre su eje un ángulo extra. Como en nuestros relojes medimos el tiempo con el sol medio, un sol ficticio que viaja siempre a la misma velocidad, este dará las 12 antes de que el sol culmine en nuestro meridiano. Y lo mismo ocurrirá con la puesta del sol y su aurora, ambos fenómenos se retrasarán en nuestro reloj artificial. Por eso alarga la tarde, pero no amanece antes. Al llegar al solsticio, cuando sí empieza a crecer el día de verdad, todavía no somos capaces de ver antes el alba, aunque si vemos el crepúsculo después de manera constatable. Debemos esperar al día de Reyes, el 6 de enero, para que la inclinación del eje terrestre compense el retraso y empiece a notarse que amanecer antes.

Hay que ver esta Santa Lucía, las cosas que nos hace observar; no en vano es la figura del santoral relacionada con la vista y es la que trae la luz, la que trae la luz del sol que crecerá a partir del 21; la luz benefactora. Yo me acuerdo de leer su vida en esos tebeos de vidas ejemplares que nos prestaban, ya muy sobados, en el colegio.  




Santa Lucía nació en  Siracusa, en una buena familia de patricios romanos, que se había convertido al cristianismo. Estaba prometida a un joven noble pagano, pero hizo la promesa de vivir al servicio de Cristo en castidad. Despechado, su pretendiente la acusó al procurador romano por cristiana; este la interrogó y la arrojó a un lupanar para ser violada.  Los soldados la tomaron para llevársela, pero por más que se esforzaban no pudieron con ella,  ni atándola con cuerdas, ni tirando con toros; la muchacha permanecía rígida e inmóvil como una roca. Decidieron entonces sacarle  los ojos, pero siguió viendo;  desesperados, optaron por quemarla y decapitarla. Eran más crueles estos tebeos que las películas de Tarantino. Este culebrón  viene a justificarnos el hecho de que Lucía sea “La portadora de la Luz” y la patrona de los invidentes.  Hay dos estrellas de la Constelación de Tauro, apreciables a simple vista, llamadas “Los ojos de Lucía”. 

Es conocida la afición de los cristianos a asimilar y fagocitar a los antiguos dioses, posiblemente para que el pueblo iletrado no los echara en falta, adaptándolos a su santoral; ya que dios solo podía haber uno, tengamos innumerables virtuosos venerables. De esta manera, muchos de los templos clásicos fueron reconvertidos en basílicas dedicadas a santos que tenían las características o los nombres de sus antiguos titulares. No resulta por tanto extraño que Siracusa fuera en realidad fundada como colonia griega por los Dorios, en el año 734 a.C. y dedicada a Artemisa, la diosa de la Luna, la diosa siempre virgen y  la dadora de luz, la phaesporia. Diosa que fue a su vez usurpadora del trono que ostentaba Selene, la luna, y así aparece en muchas representaciones, con una corona lunar.

Santa Lucía de Siracusa es pues la cristianización de una de las deidades adoradas en el panteón grecolatino, y simboliza a la vez a la anunciadora del Solsticio, el nacimiento o resurrección del dios sol, así como a la luna “la portadora de la Luz”. 

Y la canción  de Sabina Yannatu que viene a continuación quizás no tenga nada que decir, o es posible que mucho; pero me ha parecido preciosa. La traducción la he puesto a pesar de que puede ser tan engañosa como la luna de la que habla. No entiendo como me meto en estos fregados.

¡Salud a todos que ya se van a alargar los días!







Φεγγαράκι απάτητο

Στης σελήνης τη μέση
κατοικεί ένα φεγγάρι
φεγγαράκι απάτητο

Το ξέρω, οι αυγές του τίποτα
σκοτεινιάζουν τις μέρες μου.
Το ξέρω, οι μάγοι λύνουνε τα λόγια τους.

Ω! Τα μικρά χολοσκασμένα λόγια σου...
Ω! Τ'αδύναμα πουλιά μας...

Α! Και το φως πώς άλλαζε από ηλιοβασίλεμα σε ηλιοφέγγαρο πάνω σου...
Α! Και τ'ατλάζια θα μαζέψω...
Α! Και τις σκιες απ'τα παγώνια...
Ω! Και τι ήταν δικό σου...


Lunita engañosa

En la mitad de Selene
Habita una luna
Una lunita engañosa

Lo sé, los amaneceres de la nada
Ensombrecen mis días
Lo sé, los magos lanzan sus hechizos

Oh, tus palabras mortificantes…
Oh nuestros impotentes pájaros…

¡Ah! Y la luz como cambia del ocaso hasta el eclipse sobre ti…
¡Ah! Y yo recogeré los satenes…
¡Ah! Y las sombras de las heladas…
¡Oh! Y qué era tuyo…


Pesadilla de Navidad

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Si te quedas quieto puedes oír el ris-ras  todo el año por las noches.  Es posible que nunca antes te hayas fijado.

-Ris-ris, ras-ras.

Y la tierra tiembla. Y el mundo, como lo recordábamos se desmorona. Estos seres diabólicos sierran el tronco en la oscuridad maléfica para que no nos demos cuenta y un día, el menos pensado, abatirán el árbol
que nos sostiene y nos precipitaremos hacia el abismo.




Los Kalikantsaroi no son duendes buenos, si no engendros malignos con cuerpos mezcla de hombres y animales, con cabezas negras y orondas, con orejas puntiagudas, patas peludas y dedos afilados. No tienen otra obsesión que la de talar el árbol en el que descansa el mundo y si lo consiguen, este desaparecerá en los infiernos. Algunos tienen tamaños enormes, otros son pequeños como gatos. Nos odian.

Sierran y sierran sin descanso durante el año y solo paran en navidad, cuando salen por las grietas de la tierra a la superficie, dispuestos a hacernos la vida imposible. Es en esta época, cuando le dan vacaciones a la cuchilla, este lapso permite que la corteza dañada del árbol sane sus heridas; el renacimiento del sol tras el solsticio se encargará del resto; otro año pudo eludir el mundo la destrucción de la vida; que se produciría seguro si la luz hubiera seguido escaseando.

El fatalismo griego tiene por costumbre poner nombres dulces a las cosas malas, como si así exorcizaran el peligro, como si al acercarse y tratar de hacerse su amigo la maldad se fuera a compadecer de ellos y pasara de largo. De esta forma el Kalikantzaroi se forma con Kalí (bueno) y kantzaroi. Este segundo término es más controvertido y como apunta Fermor podría provenir de Centauro, haciendo alusión a la afición de los centauros por causar el mal y destrozarlo todo. Los “buenoscentauros” serían llamados de este modo para que se apiadaran de los mortales y les dejaran en paz.

Las navidades tienen ese espíritu, mágico para algunos, y tristón para otros, que nos hace recordar el pasado; pero en cualquiera de los casos es un momento del año muy especial. Así que es en estos días cuando uno más oye el crepitar de las ramas, el crujir de la madera y se estremece al pensar si otro sol radiante podrá enmendarlo todo.

- Ris-ris, ris-ras.

O si la vuelta atrás será ya imposible, si las raíces y el tronco están ya separados. He notado un temblor, el árbol se ha deslizado unos metros. ¡Parad por dios!

Cuando los Kalikatsanoi salen de su escondite se descubre su horrenda fealdad y su inaguantable hedor. No soportan la luz del día y se cuelan en nuestras casas por rendijas y chimeneas en la noche. Si los dejamos, ocuparán nuestro hogar, se lo comerán todo, se lo beberán todo y cuando nos levantemos estará convertido en cenizas. Vagan por los pueblos guiados por un jefe cojo, son capaces de transformarse muy rápidamente en cualquier animal y se mean en los alimentos.





Estoy segura de que sigue habiendo kalikantsaroi, pero los  de hoy no son tan guarros, andan sigilosos por la red, nos espían y nos observan para así mejor pulverizar nuestras ilusiones. Se meten en las casas por las pantallas de los televisores y se ríen de nosotros obligándonos a hacer cosas en su provecho sin que nos demos cuenta. Nos convencen de que así somos felices. No son feos y malolientes si no elegantes, trajeados o uniformados y con buenos modales. Pero nos odian también.




En Grecia, los más supersticiosos, para ahuyentarlos, les ponen ajos y mandíbulas de cerdo en puertas y ventanas, la chimenea debe tener un buen fuego para que les impida deslizarse y en el zaguán de la entrada, un colador. El Kalikantsaro solo puede contar hasta dos, el número tres es sagrado, no lo debe pronunciar; dicen que así se queda el diablo en la puerta, contando toda la noche los agujeros del utensilio de cocina. Uno, dos, uno, dos….uno, dos.





La leyenda cuenta que los niños nacidos entre la vigilia de Navidad y el 6 de enero (cuando ya empieza a crecer sensiblemente el día, tras el solsticio) tenían posibilidades de convertirse en kallikantzaroi cuando fueran adultos. Así que a esos concebidos; siguiendo la propia jerga kalikantsaril; en marzo si las cuentas no fallan;  les esperan sus cunas llenas de ajos y a nada que se descuiden les quemaran las uñas de los pies. Que crueles acaban siendo todas las supersticiones y creencias fanáticas. Que horrendos los kallikantsaroi.

Yo por si acaso voy a cerrar puertas y ventanas, colgar ristras por cada esquina, coladores o espumaderas perforadas en la puerta y salvapantallas de lunares. No quiero que entre ninguno.

O mejor, pongamos música y que bailen hasta que revienten.








Enlaces interesantes para alumnos de prácticas de patrón

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A los asiduos lectores de este blog les voy a pedir disculpas pues esta entrada está dedicada a mis alumnos de PER y Patrón de Yate, para que no tengan que copiar las direcciones que les doy, a menudo farragosas.
Al que le interese puede echarles un vistazo desde aquí; y al que no le interese ya no hace falta que finja en las prácticas una actitud apasionada por la navegación y la meteorología.

Esta entrada la iré actualizando y quedará disponible permanentemente en la pestaña: Alumnos prácticas




Maniobras

  • Simuladores: Me parece más un videojuego que un simulador, pero lo pongo aquí porque todo el mundo me pregunta. Ya sabéis, la realidad siempre supera la ficción porque existe el viento. 
http://www.boatus.org/dockit/dockit.htm

  • Tutorial descargable de maniobras con anclas: Esto está reservado para los Patrones de Yate con los que si suelo hacer maniobras de este tipo. Los de PER, de momento no os liéis. Lo podéis encontrar en mi página:
http://www.velerosgrecia.com/2012/12/descargas/

Meteorología


1. Predicciones meteorológicas marinas, es decir interpretadas por meteorólogos:

http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/maritima

2. Datos salidos del satélite y  estaciones meteorológicas y procesado por modelos numéricos:


  • Página muy completa con predicciones por zonas:
http://www.weatheronline.co.uk/marine/weather?LEVEL=3&LANG=en&CEL=C&SI=mph&MENU=0&CONT=euro

  • Mapas de superficie con frentes dibujados:
http://www.metoffice.gov.uk/public/weather/surface-pressure/#?tab=surfacePressureColour&fcTime=1387882800

  • Una curiosidad; los vientos a nivel mundial:
http://earth.nullschool.net/#current/wind/isobaric/1000hPa/orthographic=-18.60,37.26,734


3. Para bajar archivos Grib y visualizarlos:

Hay muchas páginas pero esta creo que es la más sencilla. Descargáis el programa y los grib desde el programa; en realidad no es un programa si no unos directorios, no alteréis su estructura. Os recuerdo que las cartas son esquemáticas, no válidas para navegar.

http://www.zygrib.org/

En lo referente a cómo interpretar los datos ya os di unas generalidades en la clase, pero si queréis profundizar más y tenéis dudas me las preguntáis y tratare de responderlas, si puedo, claro.

  • Para gribs de corrientes: Los bajáis de la siguiente página y los abrís con Zygrib

http://www.weather4d.com/MyOcean/

Programas de navegación:


  • Para portátil y GPS

http://opencpn.org/ocpn/download

El programa es libre pero las cartas no. Funcionaba muy bien con la cartografía electrónica CM93(digital). Las cartas  CM93 ya no se venden, solo podríais “buscarlas “en internet, pero como el perro del hortelano, que ni comía ni dejaba, esto está prohibido.

Hay alguna cartografía gratis disponible, pero no muy interesante. No  me parece apta para navegar pues no son más que planos del open street map a los que alguien se a entretenido en añadir información marítima.

También podéis adquirir cartografía Maptech (Escaneada) por un precio razonable en el siguiente enlace, pero ¡ojo! sin ninguna garantía de que Maptech te las vaya a seguir actualizando.


Cualquier carta que bajéis tiene que estar metida en una carpeta, por ejemplo en Documentos/cartas. En la llave de herramientas del programa elegís cartas- añadir directorio, seleccionáis la carpeta con las cartas y aplicáis.

Ayuda en español del openCPN:
http://opencpnayudaes.yolasite.com/

Plugins para añadir al openCPN:
http://opencpn.org/ocpn/downloadplugins

Tutoriales para añadir información adicional y  cartas de Google earth al openCPN: http://www.velerosgrecia.com/2012/12/descargas/


  • Para tabletas:

Para Apple:
http://isailor.us/
https://itunes.apple.com/es/app/marine-europe-hd/id409794756?mt=8

Para  Android:
Buscar Navionics y descargar la zona que os interese.

¡Cuidado! Tenéis que aseguraros que vuestra tableta tiene GPS de verdad y que no da la posición por triangulación con antenas de telefonía, en este caso, cuando salgáis a navegar igual os quedáis sin posición.

Nada más. A partir de aquí seréis patrones y responsables de vuestros barcos y pasajeros, así que no os toméis a broma el tema de la seguridad; incluyendo el aprender a no meteros en líos por no saber interpretar un meteo o no saber posicionarse . Ya no seréis alumnos, si no colegas, espero no tener que maldeciros cuando amarréis a mi costado.

Giróspiti. La casa de Evgiros

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Era el mediodía más tórrido que puedo recordar y las previsiones que se avecinaban no dejaban chispa de esperanza. Una ola de calor asediaba el archipiélago y las calzadas se desleían con su propia calima que emanaba del asfalto licuado; de quedarte inmóvil corrías el peligro de adherirte al pavimento y fundirte lentamente con él, tal que si de arenas movedizas se tratara; sin ninguna posibilidad de ayuda, sin poder pedir auxilio, porque no había ni un alma en la plaza de ese pueblo donde habíamos ido a parar. Las chicharras estaban mudas o moribundas, habían abandonado su estridente salmodia y renunciado a la ilusión inútil que resultaba de batir sus alas para refrescarse con ese aire sofocante. Lo único sensato a esas horas era buscar una sombra trascendente donde amodorrarse y soñar con céfiros frescos y relentes.

Nunca antes habíamos pasado por este pueblo; pueblo que te encuentras de esquinazo, cuando crees que ya no puedes encontrar nada más y que de seguir así, por la carretera, el despeñe por un precipicio es inmediato. Pero seguíamos porque se veía Itaca, sumergida en el calor y en un azul marino que se evaporaba hacia el cielo; seguíamos y seguíamos sin pensar en parar, embelesados, como ratones de Hamelín. Fue la primera vez que vi Evgiros.  Porque no la había buscado antes; no es una errata, Evgiros es femenino; porque no viene en los mapas, porque está en el άκρη, en una esquina, y porque al turista, que tiene el tiempo justo, no se le ha perdido nada en esta aldea; porque creo en los hados y porque en esta tierra la realidad y la fábula se confunden con cabezonería.  Evgiros salió a buscarnos.

En la plaza de la iglesia, o la plaza, había un árbol descomunal con un banco y un grifo atornillado a la corteza de su tronco, que murmuraba aguas gélidas. Pero nos embobó el café de suculenta terraza emparrada, con sillas dispuestas en corro, esperando chácharas y tertulias; y con las mesas repletas de botellas abandonadas, como si los clientes hubieran huido repelidos por una lengua de fuego bíblica. Alguna hormiga mirmidona hacía acopio del ágape desatendido. ¡Qué pueblo tan salado! Y las moscas ¿Dónde están las moscas? Muertas.

En la ventana del cafetín había un rotulo de “Se vende”. Ay, si se vende esto que será de nosotros; sin parras, sin tertulias, sin corrillo para dirimir los acontecimientos históricos; desamparados. Y como tales, corrían los sudores por nuestras nucas; corre, corre que me seco, que se me va el último hálito de humedad. Allí, allí hay una fuente, en el árbol. Ese mastodonte de afectuosas ramas que se inclinaban como única oportunidad del superviviente. ¡Qué pueblo tan salado!

Entre las brumas del calor apareció un hombre, que yo diría irreal, porque hacía un minuto no estaba allí, el banco vacío;  porque hacia un buen rato que no se oía un susurro o un pío pío de pájaros; esperaban callados a que dejaran de arderles las plumas; porque con tanto silencio y tanto sigilo no se podía haber plantado allí sin notarlo. Vestía camiseta sport y nos echó  la mirada del “qué buscáis”, el ademán  universal interrogador; cejas altas y cabeza alta, hombros altos.

- Solo mirábamos el café en venta.

- No es el café lo que se vende, si no la casa de al lado

Nos respondió sorprendido de que habláramos griego. Mucho tiempo después me confesó que éramos los primeros turistas con los que charlaba, porque todos le contestaban en inglés y él solía abandonar por aburrimiento la conversación  que derivaba en “por señas”.

- Pues que buenas vistas

- Sí

- Es pequeña

- Sí

- ¿Buscáis casa?

- No

- No exactamente

- ¡Anda! ¿Queee?

- Pues mi primo vende la suya.

- Estupendo

- ¿Dónde?

-¿Qué estás diciendo?

-¿Queréis verla?

-¡No!

-Sííí

-Ahora llamo a mi mujer que traiga las llaves.

Y su mujer se llamaba Sofía y vino con una sonrisa inmensa y con las llaves, claro. Y él se llamaba Giorgos y era el secretario del ayuntamiento; “el secretario” para más señas. Y la casa era de su abuelo; y la casa era muy antigua, y la casa había sobrevivido a no sé cuántos terremotos y no se quintas guerras. Y la casa era fresquita de miedo y se metía en la roca de la montaña. Y se veía el mar y se veía Itaca y se veía a Safo saltar desde los blancos acantilados. Y aunque un gran ciprés tapaba parte de la vista…pues lo cortas... ¿Cómo voy a cortar semejante ciprés? Pues esto es Grecia. Y ves…aunque el acceso es malo pronto van a hacer un δρομος, una calle.¿Cuándo? Pronto

¿Qué puedo más decir? Pues que a los cinco días y tras de hacer todo tipo de papeleos y burocracias inimaginables, de las que salíamos bien parados gracias al ir acompañados y recomendados por el “secretario” nos personábamos ante la notaría  para adquirir la casa.

La notaria hablaba despacito, como concesión a nuestra condición de extranjeros chapurreantes someros del griego; y nosotros tratábamos de comprender cada una de las silabas. Llegó el momento del consabido nombre de pila del padre; al que son muy aficionados los griegos;  estado civil y bla bla,  domicilio bla bla , nacionalidad, bla bla…

¿Fecha en la que contrajeron matrimonio?

Nos miramos el uno al otro y empezamos a contar con los dedos en vano. No teníamos ni idea. Que desalmados ¿No? Notario, ayudante, secretario, esposa y primo nos miraban absolutamente atónitos.  Pero que raros son los guiris, señor. Para salir del trance me la inventé. 

Y así conseguimos abandonar  la notaría como flamantes propietarios de una casa de piedra en Evgiros; eso sí para entrar a vivir.




De las historias que van rellenando una vida, son las irracionales las más enriquecedoras. 





Πες μου όνειρα γλυκά
Ελευθερία Αρβανιτάκη


Βρισκόμουνα σ’ ένα κελί
όπου όλα τα `χα χτίσει
τις πόρτες, τα παράθυρα
το στρογγυλό φεγγίτη.

Κι έβλεπα πως ζωγράφισα
πάνω σ’ ένα χαρτόνι
ένα σπιτάκι παιδικό
μ’ ένα μικρό μπαλκόνι.

Τις νύχτες δεν κοιμάμαι
Ξυπνάω και φοβάμαι
Πες μου όνειρα γλυκά.

Με το μολύβι χτύπαγα
κλαίγοντας να μ’ ανοίξουν
την πόρτα τη ζωγραφιστή
έξω να μη μ’ αφήσουν.

Ώσπου η πόρτα σκίστηκε
και είδα από μια τρυπούλα
μια ίδια μικροσκοπική
χτισμένη καμαρούλα.

Τις νύχτες δεν κοιμάμαι
Ξυπνάω και φοβάμαι
Πες μου όνειρα γλυκά.


Cuéntame dulces sueños
Eleftheria Arvanitaki


Estaba en una celda
Donde todo había sido construido por mi
Las puertas, las ventanas,
El tragaluz redondo

Y vi como yo dibujaba
en una caja de cartón
una casa de juguete
con un pequeño balcón

Por las noches no duermo
Me despierto con miedo
Cuéntame dulces cuentos

Golpeaba con mi lápiz
llorando para que abrieran la puerta,
la dibujada en el cartón,
y que no me dejaran fuera

Hasta que la puerta se rompió
Y a través del agujero vi
la misma y también minúscula
habitación.

Girospiti. Escombros, dedales y fotografías

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Con un estruendo se precipitó el murete sobre mí y tuve suerte de coincidir con un vacío, porque las jambas de la puerta me rozaron los hombros. Me quedé inmóvil y sorda, con el mazo en la mano y con el retumbar del suelo, mientras un polvo blanco y dañino lo enturbiaba todo; como un fantasma albino y enharinado. Al rato pude ver los rayos polvorientos filtrándose por las ventanas y dejé de contener la respiración. Cañas y yeso, como un puzle desbaratado, a mis pies.

Cuando se toman decisiones con el corazón pero no con la cabeza, que son más gratificantes, ya se sabe, pero uno no sabe dónde se mete, o si lo sabe se hace el tonto; cuando uno no es rico en dinero, pero si en sueños y en ideas, solo cabe una alternativa  ¿Cómo salir de esta?




En aquel momento no disponíamos ambos de tiempo a la vez; ya se sabe lo de que codo a codo somos mucho más que dos; así que allí, lívida del susto y de la cal, estaba Agustina de Aragón o Sancho, sin pollino ni Quijote, intentando desescombrar una casa en Evgiros. Que buena idea parecía en su momento.

Yo miraba los cachos de tabique tumbados y me estremecía. Cogí uno de los pedazos más humanos y arrastrando conseguí sacarlo hasta la terraza jadeando. El sol, encarnando a un asesino sin piedad, se mofaba de mí. Cuando ya llevaba varios viajes y la inmensidad del tabique abatido me desesperaba, soñaba con fuentes frescas y me moría de sed. Me fui a la taberna a mendigar un vaso de agua;  allí estaba Vula, la tabernera, altiva e indiferente, pura Grecia, de esa que si te quedas con la fachada  habrás dejado pasar tu oportunidad de oro.

- Me darías un vaso de agua.

- Claro

Y dejó sobre la mesa una jarra empañada de cliticlins de hielos dando vueltas. Yo me la bebí sin un mu.

- Mira, necesito a alguien que me ayude a sacar los escombros de la casa; esa que está aquí al lado, que hemos comprado, somos españoles ¿Sabes? Es la a casa de…

- Si, ya sé.

En ese momento comprendí que una taberna no solo sirve para comer o beber, si no que en estos pueblos, encarna las labores de la oficina de información y turismo, de registro del padrón, así como la de recogida de correo y paquetería.

Sin un gesto de más cogió el teléfono y llamó a no sé quién, que tenía un amigo en no sé dónde, que conocía a alguien que sabía de un albanés que me podría ayudar.

Hablé con el trabajador, me pareció bien el precio y le dije que empezara cuando quisiera. Él comenzó enseguida, mientras yo seguía engullendo agua. Y como tenía que irme a preparar el barco para una salida inminente, le pagué por adelantado.

- ¿Qué has hecho qué?- El teléfono retembló en mi mano.

Cuando volví, los escombros se amontonaban en la subida de la casa, como era de esperar.

- Ay Vula, mira que soy idiota.

- No eres idiota, solo eres ξενη, extranjera; y no conoces las costumbres de aquí.

- ¿Qué costumbres del país? Si son hábitos internacionales. Que no, hija, que soy imbécil declarada.

Y ahí salió la tierna Vula, la de un poco más adentro, la de que si rascas un poquito la encuentras; la pura Grecia. Y me puso unas aceitunas como soles relucientes que preparaba ella misma, de  Grecia pura. Y yo tragaba, con amargura, pero con encanto; sencillamente y sin preámbulos, me dejé llevar por  aquello que parecía el principio de una gran amistad.

- Mira ¿sabes que te digo?

- ¿Qué?

- Pues que no te preocupes. No hagas nada. Ahí donde han dejado los escombros, en el camino, pronto van a hacer un “dromos”, una carretera, así que los dejas como están y cuando vengan las máquinas ya se encargaran de quitarlos.

- Y ¿Cuándo van a hacer el dromos?


- Muy pronto.

Me dejé convencer muy deprisa, por comodidad, con la espléndida solución; hoy, cinco años después, todavía cuando llego cada año, tengo vanas ilusiones de ver un “dromos” nuevo y reluciente. Pero ni que decir tiene que todo sigue  en su sitio; y el tiempo; que ya dijo Einstein que era relativo; se detiene con facilidad en estos pueblos; lo cual, si aprendes a interpretarlo, es una auténtica bendición. Pero claro, un día llegó en que los cascotes impedían acceder a la casa y tuvimos que llamar a  uno que llamó a otro, que conocía a nosequíen que tenía el telefono de un albanes para que quitara los escombros. Esta vez pagué a pie de obra.

Algunos meses más tarde, retirando los trastos acumulados en la casa, fundamentalmente aperos del campo, encontré un dedal, unas medias de mujer y una instantánea polaroid, ya muy  deslucida, en la que aparecía una abuelita muy sonriente vestida de negro. No guardé las medias pero si la fotografía y el dedal porque parecía que la casa me estuviera contando una historia que yo debía escuchar. La pena fue que la foto al ver la luz del sol hizo un fundido en negro y se tragó a la señora amable que me miraba y no pude observarla con detenimiento. El dedal se lo di a su nieta Georgía algunos años después, porque le pertenecía más que a mí, sin lugar a duda.

- No sé qué tiene esta casa que duermo como un tronco, de un tirón toda la noche.

- Es porque está construida con mucho amor. Mis abuelos eran la gente más buena y honrada que he conocido y su espíritu se quedó filtrado en las paredes y la roca. Ahí, bajo la higuera, solía sentarse mi abuela a coser y yo le escondía el dedal para hacerla rabiar; todavía puedo verla, paciente y sin enfadarse jamás conmigo, con una sonrisa en la cara.






Άλκηστις Πρωτοψάλτη

Η φωτογραφία


Μια ευτυχισμένη Κυριακή του ‘33
κάναμε το αίσθημα σεμνή φωτογραφία
κι ύστερα κάτσαμε να φάμε
στο τραπέζι μας ψητό
σαλάτα, φρούτα και βανίλια παγωτό.

Ο Νίκος είχε άδεια απ'τη μονάδα
υπηρετούσε κάπου στην Ορεστιάδα
κι ο φωτογράφος μας εφώναζε σε λίγο το πουλί
απ'το φακό μου θα σας στείλει ένα φιλί.

Κι ύστερα γίναμε ωραία φωτογραφία
και κρεμαστήκαμε μεσ'την τραπεζαρία
και παν πενήντα τόσα χρόνια
απ'αυτή τη Κυριακή
και τώρα όλοι είμαστε κάτω απ'τη γη
  

La fotografía

Un feliz domingo del 33
nos hicimos una decorosa fotografía
Y más tarde nos sentamos a comer
en la mesa, nuestro asado,
ensalada, fruta y de vainilla el helado.

Nicos tenía permiso de su compañía
que servía en alguna parte de Orestiada
Y el fotógrafo nos advirtió que pronto un pajarito
desde el foco os mandará un besito.

Y después salimos en una hermosa fotografía
y colgamos del comedor
más de 50 años
después de ese domingo
Y ahora estamos todos bajo tierra

Girospiti. El salto

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Un techo puede ser lo más parecido a la bóveda celeste; por su forma, por lo elevado, por lo intangible, por lo inabarcable.

En el tiempo récord de un año habíamos conseguido reparar el tejado; para estar tan lejos y tan a desmano no estaba mal la plus marca. Ahora tocaba, sin dilaciones, proteger la madera con pintura, sobre todo en la terraza, de las inclemencias del tiempo. Era mi turno. Era verano. Me compré una escalera y una pértiga. Me organicé el trabajo en las jornadas de las que disponía.

- Un planing se llama. - Le decía yo a los gatos que pasaban a fisgonear.

- Y calcular que si todo marcha bien, en una semana podrá estar acabado. -  Se alejaban con los rabos bajos y desilusionados.

Todos los días me levantaba al amanecer y acompañada de una botella de agua congelada me dirigía a mi faena.  Las labores de contorsión no me acobardaban, estaba curtida en trabajos náuticos de posturas invertebradas, pero aquí se añadía la atracción del abismo, encaramada en lo alto, en una terraza sin barandilla. A los dos días tenía una tortícolis de muerte, una centésima del trabajo esperado hecho y una desmoralización preocupante; al tercero me había comprado un compresor. La máquina no mejoró mis músculos maltrechos pero sí me hacía avanzar más rápido. Aunque ante las miradas inquisitoriales de los vecinos con los que me cruzaba decidí no utilizarlo a la hora de la siesta y seguir con el rodillo neolítico; yo era una extranjera y me había dispuesto a pasar desapercibida.

Lo peor era subir todos los utensilios a la casa, porque el pueblo, como muchos otros de las islas, está colgado del monte y no puedes dar dos pasos sin subir una cuesta, lo que lo hace complicado incluso para los automóviles. Los habitantes tienen bombas hidráulicas por corazones y su longevidad es sorprendente, de hecho el nombre Ευγηρος, viene de καλἀ γεράματα, es decir, la buena vejez. Pero a mí me costó coger fondo unos cuantos días de sube y baja.


El cabo Ducaton al fondo


A menudo me quedaba obnubilada, observando los campos allá abajo con las ovejas pastando y el cabo Ducaton al fondo, me detenía en cada detalle y me olvidaba del grosor de la brocha que se transformaba en el fino pincel para copiar la naturaleza.  Tenía la sensación del vuelo, planeando sobre las montañas, descendiendo suave sobre el valle y remontando un poco más tarde hasta donde empezaba el mar; para llegar a los blancos acantilados que dan el nombre leuco a la isla de Lefkada. Blanca la pintura, blancas las manos, blanco el tejado, blanco el cuerpo y los ojos, todo era blanco y luminoso. Demasiado.

El cabo Ducaton es conocido por haber servido de trampolín a amantes despechados que querían curarse de su pasión no correspondida y borrar, a través de un salto certero, el dolor corrosivo del desquerer. Si sobrevivían se deshacían en el salto de todas las desdichas y sufrimientos. Sus cortadas se hicieron famosas como recurso infalible para el olvido. Los oficiantes, hacían ofrendas, de las que los sacerdotes daban buena cuenta, y  los pescadores avispados sacaban del mar los despojos, cobrándoles un buen dinero si respiraba todavía. El rescatado pagaba gustoso, anonadado y feliz  por haber sobrevivido ¿Cómo no se le iba a olvidar cualquier cosa? Bastantes pocos consiguieron salir con vida, pero todos, todos, olvidaron. Pero quien acabó por dotar de renombre al cabo para la posteridad fue Safo, la poetisa de Mitilini. Debió penar mucho por su amado barquero Faon, para viajar de una parte a otra de Grecia y suicidarse justamente aquí, en el “Salto de Safo”. Es posible que nada de esto sea cierto, pues muchos relatan que envejeció y murió en Lesbos, su tierra, pero no importa la verdad, la fábula al fin y al cabo, hace más llevadera la vida. Y a mí me entretenía en mi  pintura; que más se puede pedir.

Entre ensueño y espejismo fui acabando mi cometido. Estaba cansada, mareada, veía estrellitas y me movía como un pinocho de madera, con todos los músculos agarrotados. Cuando ya me iba, al pasar por delante de la taberna, alguien me llamó. Yo frené. Girarme no podía. Di marcha atrás. Me olvidé del desnivel. Di marcha atrás. Y sentí un vacío, una pérdida de sustentación, unas ruedas girando en el aire...
Me caí a la cancha de baloncesto.

Ahí morían mis sueños de vivir de incógnito y no dar el cante, en el bochorno de la tarde y en el de mi amor propio. Cómo envidiaba a Safo en su fatídico salto, para desaparecer de allí cuanto antes.


Cancha de baloncesto


Vula, se asomó a la terraza y sin preguntarme nada empezó a llamar a unos y a otros. Pronto apareció medio pueblo armado con palos, piedras, gatos y planchas; se les notaba acostumbrados a estos menesteres y tras grandes discusiones y forcejeo, lograron sacar el coche de allí. Todos sudábamos y resoplábamos.

Durante algún tiempo me resigné a ser la "hispanída" que se había caído a la pista de baloncesto. Pero un día me consoló la estupidez de no ser la única. En una curva me encontré a todo el pueblo vociferando con palos, piedras, gatos y planchas; abajo, despeñado por un barranco estaba el coche de un vecino que venía un poco tarde de tomar ouzos.





Adaptación de Sotiris Kakisis del fragmento 95 de Safo ( libro V) cantado por Eleftheria Arvanitaki.


Ήρθε και τρύπωσε ο Ερμής στο όνειρό μου μέσα
και του είπα·"Αφεντάκο μου, πώς χάθηκε η ζωή μου
Και δε γελώ, δε χαίρομαι, μήτε τα πλούτη θέλω
μα κάποιος πόθος με βαστά, ζητάω να πεθάνω
Τις υγρές να δώ με τους λωτούς, του Αχέροντα τις όχθες".

Vino y se deslizó Hermes en mi sueño,
y le dije "Mi Señor ¿Cómo se perdió mi vida?
Ni me río, ni me alegro, ni las riquezas busco,
tan solo un deseo me sostiene : quiero morir
Ver las aguas con lotos, las orillas del Aqueronte".


Girospiti. Ventanas azules.

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¿Acaso era posible imaginar la casa sin ventanas azules? Quizás un griego se podría permitir otra cosa, en su tierra azul, acostumbrados como están a encontrarse el mar en cada esquina o  esperándoles al final de la calle; el mar cotidiano que salpica los miradores y se filtra por los vanos de las puertas, el mar frecuente, el que te persigue aunque te escondas; el que deja impreso en tu retina, al cerrar los ojos, una fotografía de inagotables azules, añiles, índigos, cobaltos, garzos, zarcos, azulados, azulinos y azulones. Un griego podría pintar sus ventanas rojas, verdes o granates; yo no.




Compré la pintura y me dirigí hacia la casa. Por aquel entonces, había yo adquirido un rico e interesantísimo vocabulario; sabía decir en griego: ladrillo, cemento, yeso, enlucir, tabique, suelo, tubería, desagüe, canaleta, interruptor conmutado… y una infinidad de palabras más relacionadas con el mundo de la construcción. Me faltaba aprender sus declinaciones y podría escribir un tratado; el de la desesperación.

Como nadie hacía nada y todos echaban las culpas al prójimo decidí convocarlos aquel día a todos juntos; al hidraulikós; el fontanero; al electrológos; el electricista; y al mástoras ;en griego se llama maestro al albañil, lo cual resulta muchas veces un eufemismo, palabra griega por cierto.

Los tres fumaban nerviosos sin mirarse y se notaba cierta electricidad en el ambiente. Solo hizo falta un suave soplo, que movió la higuera, que agitó una rama, que desprendió un higo, que dio a caer en el suelo, espachurrándose con un plof, para que se iniciara la riña. Como una pelea de gatos, se oían soplidos  y bufidos por las tres bandas. Había resuelto armarme de paciencia, pero no pude cumplir el propósito por mucho rato; cuando el electrológos estaba a punto de clavarle un enchufe al mastoras, que a su vez se quejaba del retraso del hidraulikós, que no dejaba lugar a dudas, en sus improperios, que era culpa del electrológos, grité:

- πρέπει να συνεργαστούμε (debemos cooperar)

Lo dije por la más mera intención de hacer algo, sin esperar el más mínimo efecto, pero asombrosamente se hizo el silencio profundo, como si hubiera hablado la mismísima Atenea. Ahí llegó mi martirio, pues como soy mortal, no sabía por dónde salir. Proseguí a la aventura acordándome de ciertos famosos diálogos:

Yo: Empezaremos por ti, queridísimo electrológos. Si te parece bien.

Electrológos: Me parece.

Yo: ¿No es verdad que si no acabas las rozas de la electricidad no puede acabar nuestro mástoras?

Electrológos: Así es. Pero también es cierto que si no acaba su trabajo el hidraulikós yo no puedo entrar a hacer el mío.

Yo: En cuanto a ti, mí estimado hidraulikós. ¿Qué te impide acabar tu trabajo para que pueda entrar nuestro amigo el electrológos?

Hidraulikós: Me lo impide el mástoras que no acaba el tabique y yo no puedo pasar las tuberías ni hacer el desagüe.

Yo: ¿Y no parece acertada solución el que os turnarais en vuestros oficios y que colaborarais los unos con los otros?

Hidraulikós: En verdad, así es.

Yo: ¿Crees tú, mástoras, que si colaboráis acabaríais antes la obra?

Mástoras: Así es.

Yo: Y si acabáis antes, ¿cobraríais antes o después?

Mástoras: Antes.

Yo: Y… ¿no os interesa cobrar?

Mástoras: Si claro.

Yo: Y para cobrar es necesario que construyas las cosas como en los planos que te di ¿No?

Mástoras: Si.

Yo: ¿Y tú me dijiste que sabias leer planos?

Mástoras: Si, te lo dije.

Yo: Y en este plano ¿Dónde están las ventanas?

Mástoras: Aquí.

Yo: ¿y dónde están las ventanas en la realidad?

Mástoras: Aquí.

Yo: ¿Y no es verdad que no se parecen en nada?

Mástoras: Es que en Grecia no se hacen las ventanas de ese tamaño; el que ha dibujado el plano no sabe nada.

Yo: ¿Y no es bien cierto que el que ha dibujado el plano es a la vez el que paga?

Mástoras: Si, así es, creo.

Yo: ¿Y no hemos quedado que si no acabas no cobras?

Mástoras: Si, así has dicho antes.

Yo: Pues ya estás haciendo las ventanas como toca, para que yo las pinte, para que el electricista acabe y el fontanero también y yo os pueda pagar.

Y como yo no soy Sócrates, sino una vulgar impostora, me alejé de allí corriendo antes de que me condenaran a muerte. Volví al cabo de una semana y todo seguía igual.


Las ventanas azules



Τα μπλε παράθυρα. 
Μάρκος Βαμβακάρης

Γυρνούσα και σ’ αντίκριζα
ψηλά στα παραθύρια
και τότε τα καμάρωνα
τα δυο σου μαύρα φρύδια

Επήγες σ’ άλλη γειτονιά
και εγώ τρελός γυρίζω
με παίρνει το παράπονο
κι ανώφελα δακρύζω

Πού να γυρίσω να σε βρω
στη γη στην οικουμένη
που έφυγες και μ’ άφησες
με την καρδιά καμμένη

Ξενοίκιασε το σπίτι σου
και έλα στη γειτονιά σου
όπως και πριν να σε θωρώ
απ’ τα παράθυρά σου.


Las ventanas azules
Markos Bambakaris

Me giré para mirar de frente
arriba a las ventanas
y entonces pude contemplar
tus pestañas negras

Te fuiste a otro barrio
Y me vuelvo loco
Me atrapa la pena
Y lloro desconsoladamente

Donde iré para encontrarte
Por el mundo, por la Ecúmene
Te fuiste y me dejaste
con el corazón calcinado

Se alquiló tu casa
Voy a tu vecindario
Como antes para verte
A través de las ventanas



Giróspiti. El colchón

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En Grecia tengo la sensación de vivir en un delirio, una alucinación de cosas sin remedio, pero que en el último instante, con un toque de varita mágica, un prodigio o un eureka de algún Arquímedes ingenioso, se solucionarán de la manera más loca e insólita posible. O bien  yo siempre voy a dar con personajes excéntricos o bien la originalidad y la extravagancia es un gen helénico. Esto no siempre es apreciado por los visitantes norteños, más cartesianos, pero a mí esas peripecias me provocan alegría. La vida es demasiado hermosa como para tomársela en serio.




Había acabado de barnizar el suelo. La madera soltaba unos chispazos de brillo que me llenaban de orgullo y gratificaban esos días en cuclillas, mano tras mano, con  la preocupación de que no cayera ninguna gota de sudor sobre el barniz, sobre todo cuando el cerco se iba estrechando poco a poco hasta acorralar al pintor de suelos en un laberinto sin salida. Ya solo me quedaba, antes de irme con el barco a trabajar, comprar un colchón para que cuando llegase mi chico tuviera donde dormir.

Como las medidas eran un tanto raras no tuve otra opción que encargarlo. El dependiente, con una gran sonrisa y tras una breve conversación a grito pelado por el teléfono, me aseguró que tardaría 3 días. Perfecto, pensé, tendré tiempo de sobra para llevarlo y prepararlo todo.

No me extrañé de que a los 3 días no hubiera llegado nada. No me preocupé porque a los 4 días tampoco. Intenté tranquilizarme cuando a los 6 días el camión no daba señales de vida. Y me desesperé el día en que tenía que zarpar, sin que  el colchón hubiera aparecido. El dependiente, y su sonrisa, se encogían de hombros con un “así es la vida” que no daba lugar a mi cabreo, pero sí a mi ¿ahora qué?

- ¿Cómo le digo yo que no tiene sitio para dormir?

- Pues yo te cuento lo que vamos a hacer: cuando venga que me llame y yo le espero con el colchón.

- Pero llegará en el autobús de la noche.

- Pues se lo dejaré en la taberna de mi primo que está el lado de mi casa. Que se pase por allí y lo recoja.

- ¿En la taberna?

- Sí.

- ¿A las 2 de la mañana?

- Bueno, es una taberna.

Tendría que resignarme a lo que deparaba el destino, pero el problema más gordo era que no sabía cómo explicarlo sin perder la compostura.

- Ha habido un pequeño retraso… en fin que cuando llegues…esto… coges el coche y pasas por Geni. Ahí hay una taberna donde encontrarás el colchón.
….

- Lo mejor es que le llames antes para que te lo tengan preparado.
….

- Yo te dejo en el coche los datos de la taberna, el teléfono, el nombre y las medidas del colchón; por si acaso hubiera varios.- Me costaba contener la risa.

- Si no hay otro remedio.- Por fin se había roto el silencio suspensivo.- Diles que por lo menos vigilen que el perro no se acueste encima.

Me fui a ultimar unas cosas cuando por la carretera tuve la sensación de que alguien me seguía. Un camión comenzó a pitarme y hacerme luces, al disminuir la velocidad pude distinguir por el retrovisor al sonriente vendedor de colchones como copiloto, gesticulando con los brazos y señalándome. Paré para ver de cerca su sonrisa enorme y me dijo

- Ήρθε Το στρώμα (llegó el colchón)

En un momento, lo envolvimos en un plástico y lo pusimos sobre el techo del coche. Yo salí como un exabrupto para el pueblo con la satisfacción de haber conseguido en los últimos segundos salvar el partido. Y era tal mi contento que ni me planteé como iba a llevar eso yo sola. Pero el pueblo estaba desierto, la cuesta era vertical, el colchón era enorme, tenía poco tiempo. No me quedó otra que ponérmelo en la cabeza e iniciar la escalada.

A penas veía nada porque la carga se doblaba por delante y por detrás hasta casi rozar el suelo y daba tumbos de parte a parte de la calle vencida por el peso a cada zancada. Y así fue como, llegué hasta la casa sin resuello y también como cuando me quedaban unos metros, me quedé atorada entre la puerta y la higuera. No podía avanzar. No podía soltar el colchón, le esperaba un suelo lleno de higos podridos. No podía rascarme  ¡Hay que ver como pica el sudor en esos momentos!

Un gato apareció maullando intrigado por el imprevisto. Anda minino, acércame ese palo de escoba. Miau. Si eres bueno y honrado te daré higadillos cada día. Miau. Y daba vueltas a mis piernas y se restregaba. Ron-ron. Las fuerzas me fallaban y el gato traicionero trepó a la higuera para olisquear el colchón desde las ramas.

- ¡Si te subes te mato!

 No pude hacer nada más que ir deslizándome bajo el peso y con una pierna que estiré como el héroe de un comic, tumbé la escoba y la deslicé hacia mí, apuntalé una esquina, apuntalé la otra en la higuera y la tercera en la valla ¡Eureka! Logré abrir la puerta de casa y a tirones, con media higuera detrás y con un puntapié al felino que empezaba a entusiasmarse con la expectativa, el colchón entró; lo dejé caer; me dejé caer encima.
Me equivoqué; ese gen estrafalario que yo creía tan griego, en realidad había viajado por toda la ecúmene para llegar a Hispanía y recombinarse con  mis cromosomas.
                                                   
                                                                          FIN


Cierro está serie de capítulos de la casa, Girospiti, por el momento. Y lo hago con esta canción de Mikis Theodorakis, cantada por Haris Alexiou en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos: "Prepara el colchón para dos"¿A que os suena muchísimo?


Στρώσετοστρώμασουγιαδυό

Ο δρόμος είναι σκοτεινός
ώσπου να σ'ανταμώσω
ξεπρόβαλε μεσοστρατίς
το χέρι να σου δώσω

Στρώσε το στρώμα σου για δυο
για σένα και για μένα
ν'αγκαλιαστούμε απ'την αρχή
ναν'όλα αναστημένα

Σ'αγκάλιασα μ'αγκάλιασες
μου πήρες και σου πήρα
χάθηκα μες στα μάτια σου
και στη δική σου μοίρα.

Στρώσε το στρώμα σου για δυο...


Prepara el colchón para dos

El camino es oscuro
hasta que aparezcas
en mitad del camino
para darte mi mano.

Prepara el colchón para dos
para ti y para mi,
para que nos abracemos desde el principio
y todo renazca.

Te abracé, me abrazaste,
te tomé y me tomaste,
me perdí en tus ojos
y en tu destino.

Prepara el colchón para dos...


Barcos y barcas

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¿A que alguna vez os habéis preguntado si los barcos son masculinos o femeninos? ¿Por qué son los buques o las naves? ¿Qué es un barco y qué es una barca? No intento entrar en controversias feministas, no me interesa, es más me aburre, pero hago estas reflexiones por escrito para poner en claro mis ideas.

Lo primero que viene a la cabeza es el tamaño; uf siempre con lo mismo;  grandes ellos y pequeñas ellas. Pero es totalmente erróneo, pues en veleros diminutos se han hecho grandes navegaciones y por otro lado también hay barcas enormes y hasta barcazas. Lo segundo que se me ocurre es la capacidad de viajar grandes distancias y tener un espacio donde vivir bajo cubierta. Tampoco este punto está del todo claro, porque los ligeros balandros de competición no tienen ninguna habitabilidad y se consideran barcos. Posiblemente el hecho de llevar mástil y velas le asciende de categoría, como la sangre azul, y si los desarboláramos quedarían degradados de inmediato. Así que por un palito de diferencia, como el que cambia de la o a la a que escriben los párvulos, tiene una importancia crucial.

Un barco tiene derecho a múltiples nombres nobles y evocadores: goletas, bergantines, pailebotes, bricbarcas, fragatas, arrastreros, atuneros, cerqueros  o portaviones. Pero la a de una barca a penas aspira a convertirse en –ita o –aza, o lo que es peor, rebajada a esquife, bote o patacha, por no envilecerla más, cómo patera desolada. Aunque hoy en día, en las revistas, también codician al glamour de ser lanchas veloces con rubias impensables de largas melenas voladas, alguna esperanza les queda.

Pero si hay un lugar donde una barca alcanza solemnidad y trascendencia es en Grecia. Una visita no es completa si no se acerca uno a un puerto de “barculas”, lindas, en fila, bailando al compás de las salidas y entradas de barcos de más importancia y enseñando sus proas descaradas con el emblema esculpido de su nombre; María, Katerina, Los dos hermanos, San Nicolás… Es todo un espectáculo y hasta la más modesta atrae al paseante por la fidelidad de su existencia. Si no las has visto, no has visto nada.

Hace ya años, estuvimos amarrados en Spetses frente a un astillero artesanal de barcas de madera. El nombre nunca lo podré olvidar: Basilis Delimitros. El maestro nos entretenía cepillando hermosos tablones enterizos y transformarlos en rodas y quillas poderosas en las que articulaba con precisión cuadernas y varengas para construir esqueletos prehistóricos.



Como desembarcábamos por su taller, a través de serrines, gubias y formones, con ese aroma emocionante que tiene la madera recién cepillada, podíamos observar la delicada metamorfosis de sus criaturas.




Tenía un gato rubio que atendía por Leónidas al que más de una vez estuvimos a punto de pisar porque se camuflaba entre las virutas, dejando a lo sumo asomar un bigote. Cuando Basilis terminaba una unidad, como un Gepeto con su hijo muñeco, le cincelaba un pez en la amura; y doy mi palabra de que cobraba vida. Lo más turbador es que posiblemente las naves aqueas que se fabricaron para viajar hacia Troya salían de un artista semejante. 
Una gran intuición la mía, ya que algún tiempo después leí que en este mismo astillero, el maestro Delimitros había construido una replica del Argos, para Tim Severin, el aventurero-historiador que reprodujo el viaje de Jasón y los Argonáutas.




Pero aunque las barcas salían vivas y coleando de su taller, no es hasta más tarde cuando se le otorgaba su alma.


La relación de un barco con su armador es un compromiso muy serio en la que el hombre vela celosamente por el estado de su barco y así este le transportará sano y salvo por los mares procelosos. De esta manera, hay barcas a las que solo les falta hablar para que nos cuenten como son sus capitanes. Recuerdo una muy graciosa, cuyo armador debía ser antiguo marino de una compañía muy famosa en Grecia; había pintado su embarcación de la misma forma que un ferry y le había colocado hasta un simulacro de chimenea con la insignia de la naviera. Otras se llenan de puntillas, visillos, alfombras, ornamentos y tapetes; dando a entender que la esposa del armador también pone su granito de arena. Un puerto de barculas, es en el fondo un concurso de belleza en el que el visitante toma el papel de jurado al pasearse entre ellas eligiendo ¡mira esta! ¿Pues has visto aquella?

Y cuando zarpan son la gloria de los mares; arrancan con un estallido sordo que rompe el silencio de la noche y se alejan con el pedorreo de sus motores; lejos, siempre lejos; así rezan sus canciones. Si es de noche iluminan el horizonte como luciérnagas y cuando amanece quedan prendidas en el lienzo rosado del agua y cielo confundidos, para quebrar con su estela el espejo del mar a base de ondas y volutas. Y si es una barca egea y el boriás azota, la veras saltar sobre las cresta de las olas como un potro de colores, o balancearse como un columpio infantil, cuando al pairo, su capitán recoge las artes. ¡Aj, barcas!

Pero estas criaturas de madera van dejando paso al plástico globalizado y cuando una desaparece vienen a ocupar su lugar tristes engendros sin alma. Cuando un capitán fallece, lo normal es que saquen su barca del agua y que esta se quede como un cachorro sin amo, es tal el desamparo que dan ganas de llorar. En Evgiros ya han sacado dos y un tercer capitán de 88 años, me decía que si no le ayudaba su hijo o su nieto, él ya no podría tenerla bonita. Por eso, cuando veo a algún joven con una barcula, pintándola o mareándola me dan ganas de abrazarlo. Estas barcas tienen derechos iguales que si pudiera respirar o hablar; y si su capitán lo merece, harán cualquier cosa por él.

Así que he confeccionado este pequeño homenaje con música de Manos Hatzidakis, letra de Nikos Gastsos y voz de María Fanturi. ¡Que disfrutéis!


Με την Ελλἀδα Καραβοκὐρη

Στίχοι: Νίκος Γκάτσος
Μουσική: Μάνος Χατζιδάκις
Μαρία Φαραντούρη

Με τη φουρτούνα
και το Σιρόκο
ήρθε μια σκούνα
απ’ το Μαρόκο

Με τον αγέρα
και με τ’ αγιάζι
πάει μια μπρατσέρα
για την Βεγγάζη

Άγιε Νικόλα,
παρακαλώ σε
στα πέλαγα όλα
λουλούδια στρώσε

Με τον ασίκη
το μπουρλοτιέρη
ήρθε ένα μπρίκι
από τ’ Αλγέρι

Με την Ελλάδα
καραβοκύρη
πάει μια φρεγάδα
για το Μισίρι


Bajo bandera griega

Con el temporal
y con el Siroco
una goleta
vino de Marruecos

Y con el viento
y con la helada
va un bergantín
para Bengasi.

San Nicolás
te ruego
por todos los mares
esparce flores.

Con un valeroso 
oficial de burlotier
vino un bricbarca
desde Argel

Con Grecia
por armador
va una fragata
para Misiri



Abejas y música

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Solo quería poner una canción de Yiorgos Kazantzis, porque me gustó la música y me gustó, sobre todo, esa voz oscura de Fotiní Velesiotou cantándola, me transmitía con facilidad  toda la desesperación de un amante abandonado. Pero como siempre me pasa, me pongo a traducirla y me entra una desazón por entender que es lo que realmente dice la letra, en este caso de la cretense Heleni Fotaki. La poesía es hermosa, pero también todo un ejercicio intelectual, incluso en nuestro propio idioma, porque el poeta juega con el lector al escondite proponiéndole problemas de álgebra y laberintos que a veces no llegan a ningún lado, solo al deleite; pero que en todo caso carece de palabras superfluas, y eso a mí me mata. Así que para entender una canción griega a menudo acabo echando humo y leyéndome las cosas más inimaginables que me puedan dar una pista.

Μέλισσες, abejas,  es una canción de desamor que mezcla el desconsuelo y la desesperanza con sortilegios de todo tipo para recuperar al amado. Por ejemplo agitar una albahaca, basílico para los griegos, que hace referencia al Βασιλιἀς , el rey; porque solo él podía cultivarla en sus jardines. Sacudir una rama de albahaca, a manera de hisopo, es asumido en muchas culturas como exorcismo de malos espíritus ¿Será por eso que dicen que la planta espanta las moscas? En la Grecia clásica, el basilico simbolizaba la pobreza y la desgracia; había que maldecirla e insultarla en el momento de la siembra, para que la planta creciera y prosperara

También habla la canción de echar tomillo al fuego, otro acto de hechicería y purificación. Como escribió Odisseas Elytis:
En la encrucijada donde se detuvo la antigua maga 
Quemando los vientos con tomillo seco

Pero lo que me ha llevado a maltraer ha sido el título, Μέλισσες, y me he tenido que sumergir en el mundo de la “apimitología”. Las abejas han sido siempre signo de divinidad en Creta, ya que Zeus, en su infancia, fue alimentado con la miel que le llevaba Melisa, hija de un rey cretense, a una gruta donde habían ocultado al niño. Por otro lado, la abeja era considerada como la representación de la vida que sucede después de la muerte; y se han encontraron cerca de Knossos restos de una tumba con un anillo de oro en el que aparece una abeja reina rodeada de sus obreras.



En Delfos, la Pythia o pitonisa, también era llamada abeja délfica. Y en los cantos Homéricos se habla de 3 mujeres adivinas, conocidas como doncellas-abejas, que regaló Apolo a Hermes; el único dios capaz de devolver la vida  a los muertos. En Eleusis, según cuenta Estrabón, las sacerdotisas que celebraban los misterios se llamaban Melissai, y estaban dedicadas a Artemisa, a la cual se la representa con un cinturón con figuras de abejas.

Dejo todo esto a modo de clave, quizás equivocada, para entender esta canción; pero aun sin  significado es una delicia. Que disfrutéis.





Μέλισσες


Να σε μισήσω είν`αργά
αέρας με δροσολογά
με κυνηγούν οι μέλισσες
κι εσύ που δε με θέλησες.

Τινάζω το βασιλικό
να σταματήσω το κακό
σ`είχανε δέσει μάγισσες
μα πάλι εσύ με ράγισες.

Νυχτώνει βγαίνω να σε βρω
σα φεγγαράκι δυο μερώ
κλειστά παραθυρόφυλλα
να μ`αγαπάς πώς το`θελα.

Θυμάρι ρίχνω στις φωτιές
με τυραννούν οι ομορφιές
οι ομορφιές οι φόνισσες
κι εσύ που με λησμόνησες.

Αν κλάψω μη με φοβηθείς
την ένοιωσα και πριν χαθείς
μια πίκρα στο ροδόνερο
γιατί μ`αρνιόσουν τ`όνειρο.

Θα ρίχνω εκεί που περπατάς
τον όρκο μας να τον πατάς
κι ας με πονούν οι μέλισσες
κι εσύ που δε με θέλησες


Abejas

Para odiarte es tarde
Me refresca el aire
Me persiguen las abejas
Y tu no me amaste

Agito la albahaca
para espantar los males
Te habían atado las hechiceras
pero otra vez me destrozaste

Anochece y salgo a buscarte
como lunita de dos días
Las contraventanas cerradas
Cuanto me gustaría que me quisieras .

Arrojo tomillo al fuego
Me atormentan las bellezas
las bellezas,  asesinas
Y tu que me olvidaste.

Si lloro no me temas
sentía antes de perderte
una amargura en el agua de rosas
porque me negabas mi sueño

Lo esparciré allí por donde pases
nuestro juramento, para que lo pises
Y así como me hieren las abejas
tampoco tu me quieres.

El canario que me amó

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Εl 30 de agosto de 1964 había un gran revuelo en Lefkada; y un joven de 18 años que no dejaba las uñas quietas. Había nacido en Anfilokía, en el continente, pero estudiaba música en la isla y se le consideraba uno de los mejores pianistas de su promoción. Estaba prevista su actuación dentro de las jornadas festivas dedicadas al arte y la literatura que cada año organiza el ayuntamiento de Lefkada. Se sentía seguro de sí mismo y había estudiado concienzudamente las piezas que iba a tocar, pero una noticia de última hora le había quebrado sus nervios de acero. La gran Maria Callas había accedido a cantar esa misma noche, gracias a la mediación de Onassis. Todos sus compañeros y profesores habían pensado en él como el mejor acompañante posible de la divinisíma. El joven se llamaba Kyriakos Sfetsas y mucho tiempo después se convertiría en un afamado pianista y conocido compositor, pero ese día de agosto solo se le ocurrió exclamar:

- ¡Estáis locos!

Un mordisco dañino se instaló en su estómago para no abandonarle en todo el día. Y fue todavía más mortífero cuando se encontró a la Callas de frente y alguien se apresuró a presentárselo como el piano que le acompañará, Señora, encantado, en su actuación de esta noche. Ella le sonrió y se le acercó con una partitura en la mano; la transcripción para piano del aria “Voi lo sapete, o mamma” de Cavallería Rusticana. El pobre Kyriakos apenas podía sostener el papel entre sus manos y le suplicó a la diva, con voz trémula:

- ¿Me puedo quedar solo unos minutos?

Se dirigió a un callejón a estudiar la para él desconocida partitura e intentó seguirla con los dedos. Transcurrido su tiempo de gracia lo llevaron al escenario en volandas, donde era público y notorio el miedo que lo paralizaba. Pero la diva le apretó el hombro y le acarició el pelo, obrando en él un sortilegio que le dejó quieto y sereno, dispuesto al sacrificio. La plaza se elevó, como un milagro, por el silencio sobrecogedor que se extendió sobre el pueblo y comenzaron las notas a resbalar de los dedos del pianista, suaves y decididos cada vez más, y a derramarse por las callejas de colores, haciendo que todo el mundo saliera a sus balcones y sus patios. Cuando inició la soprano la melodía, llenó de sonidos asombrosos la noche de un público que contenía la respiración; el de la plaza, las terrazas, el puerto y los barcos paralizados; se creó una atmósfera irrepetible, con la cooperación del perfume de los galanes de noche, como describen los que asistieron. Porque la Callas no era lo que cantaba, si no lo que decía en silencio, la electricidad de sus palabras sueltas, la invasión del corazón de sus espectadores que se identificaban con su canción aunque les estuviera cantando en un idioma incomprensible. Y a todos, sin excepción, se le pusieron los pelos de punta cuando llego al:

- M'amò... l'amai!  L'amai, ah! l'amai!
Me amó...¡ le amé! Le amé ¡Ah ¡Le amé!

Y se extasiaron levitando, con lo de:

- Io son dannata.
Estoy maldita.

Sin saber ellos que era la premonición de su propia vida esos lamentos de Santuzza, al enterarse de que su hombre prefería a una antigua amante a sus espaldas y un preludio de la catástrofe, la de María y el de la propia ópera, que acaba como solo puede acabar una tragedia siciliana.

De entre todos los hechizados había un hombre llamado Petros Malfi. Se quedó tan conmovido que salió corriendo para su casa y descolgó una jaula de la pared. La transportó cubierta con una sábana para que el pájaro que había dentro no se asustara y a trompicones se hizo espacio para acercarse a la diva. Le ofreció la pajarera con los brazos extendidos y la destapó, con el sobresalto de un canarito que miraba a todos con ojos afilados.

- Este pájaro es mi bien más preciado, canta cómo los ángeles, pero el señor no le ha dado un cerebro cómo para emocionarme tanto como usted lo ha hecho esta noche. Acéptelo como el mejor regalo que puedo ofrecerle y espero que le alegre la vida como a mí me la alegró.

Esa fue la última vez que María cantaría sobre un escenario griego y el declive de su voz que vino después, es conocido por todos y repetido hasta la saciedad en las revistas del corazón, biografías y películas. Pero lo que nadie nunca contó es que fue de ese canario suertudo y superdotado. Yo pienso que es posible que acabara en una celda de oro en Skorpios, o quizás viajó a Paris y allí se recluyó tras un gran ventanal con vistas al Sena, o tal vez se quedó mudo, o bien, un alma caritativa le abrió la puerta de barrotes dorados para que él saliera a conocer mundo, cantando:

M'amò... l'amai!  L'amai, ah! l'amai!


Estas son todas las fotografías que he podido recopilar del evento, la mayoria sacadas de lefkada.gr:

A la derecha abajo se puede apreciar la jaula del canario


María Callas cantando junto a Kyriako Sfetas







Y claro, cómo no acabar con el lamento de Santuzza de la Cavalleria Rusticana. Aunque el video se extiende un poco más allá del aria “Voi lo sapete, o mamma” que cantó en Lefkada,  no he querido cortarlo porque hubiera sido un crimen. Que disfrutéis.






PD: La entrada la he elaborado basandome en recortes de prensa y un video con  la entrevista a Kyriakos Sfetsas relatando su experiencia. Algunas frases pueden ser inexactas; en concreto las que expresa el admirador que le regala el canario; pero los hechos son reales, atendiendo a las fuentes consultadas.

La nave de Teseo

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Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
Giuseppe di Lampedusa. Il Gatopardo.



Hubo una época en el que se llevaba mucho pensar y darle a la mente; el mundo era nuevo y estaba por descubrir. No había sudokus ni videojuegos así que se inventaron las paradojas; palabra griega que viene de παρα, al otro lado de y  δοξον, lo previsible o razonable; es decir, el contrasentido. Los griegos fueron muy aficionados a  reflexionar y nos dejaron numerosas historias curiosas, como la paradoja de Zenón; yo, y creo que muchos, la recordamos como dibujos infantiles en los que un veloz Aquiles no podía alcanzar a una exasperarte y lenta tortuga.

Las paradojas son postulados totalmente lógicos pero en contradicción con el sentido común; este ejercicio en apariencia incoherente, inútil y calenturiento ha impulsado avances en la física, las matemáticas o la filosofía. En concreto son muy comunes en postulados éticos; si es realmente buena la proposición universal de “amar al prójimo” ¿Cómo querer a un vecino que  es un asesino o un represor y quiere acabar conmigo?

Para no remontarnos tan lejos en el tiempo y demostrar que estas controversias nos hacen realmente crecer, propongo un ejemplo más reciente y conocido; la paradoja del gato de Schrödinger. Podríamos llenar bibliotecas enteras con los artículos científicos que se escribieron discutiendo sobre el famoso gato cuántico; tanto es así que el mediático físico Stephen Hawking llegó a exclamar que si le volvían a hablar del minino, sacaría el revolver. Pero no evitó que el gato pasara a la posteridad como una manera dulcificada de explicar al neófito la incompresible física cuántica. Y que me decís del despistado viajero del tiempo que mataba a su abuelo por error, levantando una polvareda de enconadas conjeturas relativistas.

Gatos, viajeros, tortugas, todo vale para crear un estado de confusión que nos haga elucubrar. Pero yo hoy, puestos a cavilar me ha gustado más la paradoja del barco de Teseo, escrita por Plutarco; para ceñirme lo máximo posible al título de este blog, si es que esto se puede seguir a rajatabla, cuando hablamos de contrasentidos.



Teseo, tras derrotar al Minotauro en Creta; ayudado por el hilo de Ariadna que le permitió salir con vida del laberinto; regresa a Atenas. El barco en el que navegaba tenía treinta remos y los atenienses lo conservaron en su honor, eliminando tablas estropeadas y reemplazándolas por piezas nuevas y resistentes. El  barco se convirtió en un caso filosófico sobre la identidad de las cosas que cambian. ¿Hasta qué punto seguía siendo el mismo si se reemplazaban cada una de las tablazones, cuadernas y varengas? Y si las partes eliminadas se almacenasen y posteriormente se usasen para reconstruir un barco igual al de Teseo ¿Cuál de ellos, si lo es alguno, sería el original? Es decir: si los elementos cambian gradualmente, uno por uno, ¿Cómo se mantiene la unidad, o la identidad?

De manera similar en todo ser vivo se destruyen células degradándolas hasta sus sillares básicos estructurales y a partir de estos se reconstruyen nuevas células. Si el promedio de vida de una célula en un cuerpo adulto es de 10 años, el cuerpo que estamos viendo en el espejo, cual Paradoja de Teseo, es completamente distinto del que vimos hace dos lustros y distinto del que veremos dentro de dos más, independientemente de nuestra edad. ¿Somos los mismos? ¿O somos otros? Estimulante tarea nos crea esta paradoja mientras nos miramos al espejo al cepillarnos los dientes. Si estuviera Heráclito leyendo este blog nos contestaría seguramente:

- Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.

Pues si no somos los mismos personajes que nacimos hace años ¿Que nos hace insistir en las mismas cosas? ¿Por qué repetimos la historia una y otra vez? ¿Tendrá razón el príncipe del Gatopardo con el que empezaba la entrada? Es necesario que todo cambie para que todo siga igual. En todo caso, en estos tiempos banales que vivimos; auque  es posible que sean una mera fotocopia de los pasados; tiempos del me gusta, comparto y mira que fondo de armario tengo, me ilusiona que hubiera gente que pensara en que cultivar la mente era algo esencial para no repetirse.

Para concluir estas meditaciones he elegido esta canción, El Teseo eléctrico, interpretada por Pavlos Sidiropoulos; un artista ya desaparecido, muy comprometido con cantar en griego la música moderna, renegando de sus colegas que lo hacían en inglés. No es musicalmente mi preferida, pero me ha gustado el montaje de imágenes del vídeo y su consonancia con la letra. Teniendo en cuenta que esta canción la cantaba  Pavlos antes de los 90 y viendo que de lo que habla es totalmente actual, da que pensar en que las cosas no fluyen  como se espera, sino que regresan a un punto de partida. A todo aquel que conozca un poco la historia reciente de Grecia y la degeneración en la situación actual que destroza al país, le gustará. O simplemente, para todo aquel que haya disfrutado con los libros de Petros Markaris, que con ayuda de su comisario Jaritos ha ido desgranando las claves de una Grecia desolada, reconocible en las fotos.




Ηλεκτρικός Θησέας 
Με κάτασπρο πανί ένα καράβι απ’ το πενήντα έχει να φανεί
και συ βιδώθηκες μες στο λιμάνι με ανθοδέσμη που `χει μαραθεί.
Ηλεκτρικός Θησέας σε πηγάδι κι η Αριάδνη έχει μουγκαθεί
ηλεκτρικός Θησέας σε πηγάδι κι η Αριάδνη έχει μουγκαθεί.

Σε εδίκασαν να σπαταλάς τα χρόνια σε μια ζωή χωρίς προοπτική.
Χάνεσαι σαν τον γλάρο στην Ομόνοια και όταν ψάχνεις λύση στην φυγή,
πληρώνεις όσο όσο τα διόδια και κομματιάζεσαι στην εθνική.
Ηλεκτρικός Θησέας σε πηγάδι κι Αριάδνη έχει μουγκαθεί.

Ποιος είναι ισοβίτης στο σκοτάδι ποιος αλαφιάζει δίχως πληρωμή;
Ποιος σκύβει στους αφέντες το κεφάλι και ποιος τα βράδια κλαίει σαν παιδί;
Ποιος ονειρεύεται πως κάποιοι άλλοι βγαίνουν και κάνουν πρώτοι την αρχή;
Ηλεκτρικός Θησέας σε πηγάδι κι η Αριάδνη έχει μουγκαθεί.

Ναυάγια ονείρων αρμενίζουν και τα κεφάλια γεμισαν σκουριά.
Στα σούπερ μάρκετ τέλειωσε η ελπίδα και συ κοκάλωσες στη σκαλωσιά.
Πού πήγαν οι τριακόσιοι του Λεωνίδα και τι θα πούμε τώρα στα παιδιά;
Ηλεκτρικός Θησέας; Και τα λοιπά.

Φοβάσαι ότι θα `ρθει καταιγίδα και θα μας πνίξει όξινη βροχή,
βάλε σε γυάλα μέσα την πατρίδα και κρύψε την καλά μέσα στη γη.
Μήπως την ψάχνουν σαν την Ατλαντίδα αφού η Πανδώρα ανοίγει το κουτί;
Ηλεκτρικός Θησέας σε πηγάδι κι η Αριάδνη έχει μπερδευτεί.

Ψηφοθηρία, λόγοι κι εμβατήρια ποτέ δεν έφεραν την αλλαγή
για αυτό και χάθηκες στα σφαιριστήρια και μες στα γήπεδα την Κυριακή.
Τώρα καθώς κοιτάς τα διυλιστήρια ρωτάς ποιοι σ’ έχουν βάλει στο κλουβί.
Ηλεκτρικός Θησέας σε πηγάδι κι η Αριάδνη έχει τρελαθεί.

Να κλείσεις θες πληγή θανατηφόρα και μες στα "Νέα"ψάχνεις για δουλειά.
Τα δάκρυα σου γίνονται μαστίγια και τον λαιμό σου σφίγγουν σαν θηλιά.
Όσα τα κέρδισες με τα μαρτύρια τα παζαρεύουν πάλι στα χαρτιά,
τρέχεις να ψάξεις μες στα καταφύγια και βρίσκεις μιαν αιχμάλωτη γενιά.

Μια πλαστική ανέμισες σημαία, πίστεψες σ’ έναν άγνωστο θεό
κρέμασες το μυαλό σε μια κεραία ειδήσεις σίριαλ και τσίχλα ροκ.
Και πώς θα ξημερώσει άλλη μέρα όταν τα λάθη κλέβουν τον καιρό;
Και πώς θα ξημερώσει άλλη μέρα όταν το ψέμα σέρνει τον χορό;

Ζωγράφισε έναν ήλιο στο ταβάνι, μίλησε με τ’ αγέρι της νυχτιάς
και χόρεψε μαζί με τη σκιά σου στους ήχους μιας αδύναμης καρδιάς.
Πάρε τηλέφωνο την μοναξιά σου ή βγες ξανά στον δρόμο της φωτιάς
πάρε τηλέφωνο την μοναξιά σου ή βγες ξανά στον δρόμο της φωτιάς.



Teseo eléctrico 
Con velas blancas un barco por el 50 ha aparecido
Y tú esperas inmóvil con un ramo de flores marchito
Teseo eléctrico en un pozo y Ariadna enmudecida
Teseo eléctrico….

Te han condenado a malgastar los años de una vida sin perspectivas
Te pierdes como una gaviota en la plaza de Omonia y cuando encuentras solución en la partida
Pagas en todos los peajes y te hacen pedazos en la nacional.
Teseo eléctrico…

Quien está permanentemente en la oscuridad quien tiembla por un terror sin recompensa
Quien agacha la cabeza ante el patrón y llora como un niño por la noche
Quien sueña que sean otros los que salgan primero a comenzar
Un Teseo eléctrico…

Naufragios de sueños navegan y llenan mi cabeza de escoria
En el supermercado se ha acabado la esperanza y te quedas petrificado en el andamio
Donde fueron los 300 de Leónidas y que les diremos ahora a los niños
Teseo eléctrico y etc.

Tienes miedo de que venga una tormenta y la lluvia acida te ahogue
Mete la patria dentro de una vasija y ponla bajo tierra
Quizas la busquen como a la Atlantida cuando Pandora abra su caja
Teseo eléctrico y Ariadna equivocada.

Votaciones, discursos, marchas no trajeron el cambio
Por eso te pierdes entre balones y estadios cada domingo
Y ahora, cuando miras la bebida, te preguntas quienes te metieron en esta jaula
Teseo eléctrico y Ariadna enloquecida.

Quieres cerrar tu herida mortal y en “Ta Nea” ( la prensa) buscas trabajo
Tus lágrimas se convierten en látigos y tu garganta aprieta como un nudo corredizo
Todo lo que ganaste con tu esfuerzo lo perdiste otra vez a las cartas
Corre a buscarme en un refugio y encuentras una generación encarcelada.

Has izado una bandera de plástico, creíste en un dios desconocido
Colgaste tu cerebro de una antena con noticias, seriales y rock barato.
Como puede amanecer un nuevo día si nuestros errores nos roban el tiempo
Como puede amanecer un nuevo día si cunado las mentiras dirigen el baile

Dibuja un sol en el techo, habla con la brisa nocturna
Y baila con tu sombra al son de un corazón debilitado
Telefonea a tu soledad y sal de nuevo a la calle en llamas.

Cartelera estelar para el mes de abril

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Este abril viene cargado de emocionantes estrenos y reposiciones de antiguas éxitos en la gran pantalla, la del universo observable, también llamado cielo por algunos avispados. Pasen y vean.

En primer lugar, hay que mencionar el eclipse total de Luna del 15 de abril, que durará 78 minutos, durante los cuales podremos observar una hermosa bola rojiza; la “Luna Rossa”.

Este fenómeno causaba pavor a nuestros antepasados, porque presagiaba grandes desastres y calamidades, debido al color sanguíneo que toma nuestro satélite. Ellos no conocían el fundamento físico que lo producía; y el que lo sabía se lo callaba o lo ocultaba, para su provecho. Que no se molesten las iglesias por dios, es sin ningún retintín.

La luz visible es una radiación que abarca longitudes de onda que van desde el violeta hasta el rojo; más allá están el ultravioleta y el infrarrojo, que no vemos. Las radiaciones de mayor frecuencia, violeta y azules, se refractan más, y por tanto se desvían más que las de menor frecuencia. En un eclipse la silueta de la Tierra se interpone entre el Sol y el satélite, algunos rayos de luz solar consiguen llegar a la superficie de la Luna de forma indirecta, después de atravesar un buen trecho de la atmósfera terrestre que desvía los azules hacia el globo terrestre y deja pasar las longitudes de onda mayores como la roja y naranja, que de este modo sonrojan a la luna. Es el mismo efecto que se produce cuando anochece, cuando el sol va adquiriendo ese peculiar tono romanticón. A esas horas de la tarde, la luz del Sol atraviesa un trozo mayor de la atmósfera porque sus rayos inciden más oblicuos y esta filtra las longitudes de onda más cortas, dejando al encarnado para el desenlace final. The end, Fin, Fine. Aplausos.

Pero los esotéricos están de fiesta, además de ese presagio lunar terrorífico, el 8 de abril tenemos a Marte, más cerca que nunca; sólo a 92,4 millones de kilómetros. Según los científicos, a esta distancia será posible apreciar a simple vista y mejor que nunca, un buen punto rojo en el cielo del hemisferio norte. Con un telescopio se podrá distinguir incluso el casquete polar de Marte, las tormentas de polvo o el cráter Hella en la superficie del planeta. ¡Más rojo, más madera!


Fotografía de la NASA



Esto no acaba aquí: el día 6 de julio y rizando el rizo, en una actuación increíble, una autentica primicia, el planeta colorado será eclipsado por la luna blanca ¡Lo nunca visto!

Y aún nos queda otro espectáculo universal, menos vistoso pero no menos sutil: el 22 de abril nos visitarán las Líridas, una de las lluvias de estrellas más importantes del año.  En realidad no son estrellas, aunque así las llamemos, si no restos de un cometa cuya estela se cruza en la órbita terrestre una vez al año, en abril. Su nombre es el C/1861 G1, o dicho de otra forma más terrenal, cometa Thatcher; seguimos con el cine de terror, pero esta vez con tintes mitológicos como os explico a continuación.




El nombre de las Líridas se lo deben a la constelación de La Lira, con Vega como estrella principal, de la que parecen irradiar.  Vega es una de las estrellas que mejor vemos en nuestras latitudes y  la lira además de una agrupación de estrellas era el instrumento de Orfeo, uno de los Argonautas que acompañó a Jasón en su viaje tras el vellocino de oro. Ya dije en una ocasión que esta aventura de Jasón fue tan importante que a muchos de sus protagonistas se les reservó un asterismo par la lucir en la posteridad.

Tocaba Orfeo una lira de 9 cuerdas que congregaba bestias y humanos sumiéndolos en una profunda paz; su música servía incluso para mover rocas y detener el curso de los ríos. Así, dicen, enamoró a la bella Eurídice, que se quedó hechizada con sus notas.

Cuando  Eurídice es mordida por una serpiente y muere, Orfeo, desesperado, entonó las canciones más tristes y los lamentos más conmovedores para ninfas y dioses, que apenados le aconsejaron descender al inframundo para recuperarla. Su música ablandó también el corazón de Hades y Perséfone que  permitieron a Eurídice retornar con él a la tierra; pero sólo bajo la condición de que su marido debía caminar delante de ella y no debía mirar hacia atrás hasta que ambos hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a Eurídice por completo. Pero Orfeo, como Lot en la leyenda judía de Sodoma y Gomorra, volvió la cabeza un instante antes de lo esperado, cuando Euridice tenía un pie todavía entre las sombras del Hades. Sin un lamento, sin un sonido, sin una queja, su amada se desvaneció para siempre, como un pianísimo de lira.

Bueno, al final, en la gran pantalla siempre triunfan los dramas.






Το τραγούδι της Ευρυδίκης
Μάνος Χατζιδάκις
Αρλέτα


Έτσι καθώς στεκόμουν
στο σταθμό μονάχη
είχες γυρίσει παίζοντας τη ράχη

Με είδες σε είδα
θέλησα ένα χάδι
μα ο σκοπός κύλησε στο δρόμο

Τον πήραν τρένα
τον πήραν σύννεφα καπνού
τον πήρανε τα μάτια σου
και χάθηκα στον Άδη

Είσαι καλός είσαι κακός δεν ξέρω

πως σε λεν Ορφέα και μένα Ευρυδίκη


La canción de Euridice
Compositor: Manos Hatzidakis
Canta: Arleta

Mientras aguardaba 
sola en la estación
habías vuelto la espalda, tocando

Me viste, te vi
Quería una caricia
Pero la melodía rodó por el camino

Se la llevaron los trenes
Se la llevaron las nubes de humo
Y yo me perdí en los infiernos.

Eras bueno, eras malo, no lo sé
¿Cómo te llamas? Orfeo. Y yo Euridice


Do, mi, sol, do...Orfeo

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Cuando había publicado la entrada anterior me encontré con una canción preciosa para poner, pero no iba a modificarla una vez difundida por la nube y aunque pensé hacerle un enlace al final, me daba pena que se quedara como una posdata que nadie vería; así que como creo que se lo merece, le voy hacer otra entrada a Orfeo y su amada Eurídice.

Decía Esquilo de Orfeo que “lo atraía todo con su voz”; ejercía su magia sobre seres vivos e inanimados. Apaciguaba a bestias y humanos, hasta dejarlos sumidos en un embelese despreocupado e indolente que les hacía doblegarse a sus requerimientos. El mismísimo Hades, el más estricto de los dioses, consintió en devolverle a su esposa con solo una condición; la que él fue incapaz de cumplir, como sabemos.


Lamento de Orfeo - Alexandre Séon (1855-1917)


La música penetra directamente en nuestro interior, venciéndonos con facilidad y atravesando la barrera de nuestras fieras del inconsciente y allí nos enerva o nos relaja, sin que nuestra voluntad pueda hacer nada por remediarlo. Cuando oigamos esa canción que nos llega directamente al corazón, acordémonos de que es Orfeo quien la canta.

Para los griegos clásicos, la música era el arte de las musas, de ahí su nombre, incluyendo como tal a la poesía y la danza, pues como en ella, tienen importancia primordial el ritmo, los acentos, la cadencia, las notas, las palabras y los movimientos. Siguiendo esta necesidad de aunarlo todo, mucho después se inventó la Ópera, pero no me adelanto, volveré a ello más tarde.

Cuentan que Orfeo aprendió a tocar su lira; un regalo del mismo Apolo; oyendo trinar a los pájaros y agitarse las ramas, por eso su canto era tan cercano y sosegante, porque provenía de la propia naturaleza; al hablar su mismo idioma era capaz de convencerla dulcemente y apaciguarla. Orfeo movía y arrastraba árboles y rocas con su voz, dispersaba las tormentas y hasta detenía la Luna. Su canto era pausado y relajante sin ningún parecido con los sones típicos de brujos o chamanes que entran en trance a base de percusión. Aun así su vertiente de mago está más que demostrada.

Hay que aclarar que la música de aquellos tiempos, de la cual no se conserva nada o casi nada, era homófona; no se imaginaban melodías diferentes y simultaneas, ni conocían la armonía que nosotros usamos para componer. Si cantaban a coro lo hacían todos al unísono y los instrumentos acompañantes tocaban la misma nota que el cantante.

La música es magia, Orfeo un hechicero, las matemáticas unas encantadoras de serpientes. A Pitágoras se le adjudica el descubrimiento de las leyes de los intervalos musicales y su relación con la aritmética. Una cuerda vibra, y  emite un sonido, con una frecuencia inversamente proporcional a su longitud. Los pitagóricos observaron que todas las notas que se armonizaban con otras y sonaban agradables al oído salían de cuerdas cuyas longitudes se relacionaban entre sí por simples proporciones de números enteros. Además los cuatro primeros números (que ellos llamaban tetrakis), tenían un significado muy especial para ellos. Los intervalos que hoy conocemos como de octava, cuarta y quinta se correspondían con longitudes de cuerda que se relacionaban mediante razones de 2/1, 4/3 y 3/2;  les llamaron diapasón, diatesarón y diapente respectivamente. Ah, ¡Fantástico! la música estaba escrita en los números y ellos solo tuvieron que ir allí a escucharlo. No me voy a extender mucho en explicarlo, porque se haría larguísimo, pero al que le interese puede visitar el siguiente artículo. No os dejéis apabullar por las formulas, son simples medias aritméticas.

Para la escuela de Pitágoras, la música tenía un valor ético y medicinal; hoy en día hay teorías que demuestran que no andaban muy descaminados; al que le guste el tema le recomendaría el interesante libro del neurobiólogo Oliver Sacks, “Musicofília”, que habla sobre eso. Pero los pitagóricos además, creían en el movimiento armónico del universo de la misma forma que las notas; los cuerpos celestes se distribuían de acuerdo a un patrón que seguía también las leyes de la armonía musical. Los planetas entonaban una melodía que no podíamos oír porque era tan potente que nuestro oído imperfecto no tenía sensibilidad para captarla. Era frecuente encontrar a Pitágoras sumido en el silencio intentando escuchar los acordes del universo, la música de las esferas.

Mito potente el de Orfeo, no es extraño que su personaje apareciera en todo tipo de leyendas y aventuras épicas como el viaje de Jasón y su propio descenso a los infiernos. Y tampoco que ascendieran su lira a los cielos en forma de constelación. Ni nos sorprende que él y su leyenda transciendan a épocas y países para volver aparecer constantemente.

El origen de la Ópera, tiene lugar en Florencia donde se reunían un círculo de artistas y profesores  llamado la Camerata Florentina, a mediados del SXVI. Este grupo trataba de dar vida al olvidado arte de la “Tragedia Griega” entendiéndolo como una representación donde la música, la poesía y el baile debían ir de la mano. Pues, casualmente, una de las primeras composiciones que se crean siguiendo esta doctrina fue la “Eurídice” de Rinuccini-Peri. Y la primera obra que tiene un estructura como para denominarse Ópera ¿Se llamaba?…”La Favola d'Orfeo" de Monteverdi.

…La Música
Desde mi Parnaso amado
vengo a vosotros, ilustres héroes,
famosos descendientes de reyes, 
de los que la fama relata
imperfectamente sus méritos…

Y más tarde  Gluck nos deja su hermosísima “Orfeo y Euridice”. Creo que lo mejor es que os la cante la misma Euridice, salida del Hades, en primicia para navegando por Grecia





Stravinsky  también se interesó por un Orfeo desesperado, tras la muerte de Euridice y su necesario descenso a los infiernos, dejándolo plasmado en un ballet que no fue de sus composiciones más famosas.

Llega el cine y  una trilogía de un “Orfeo” surrealista, de Cocteau. Y  más tarde la entrañable brasileña “Orfeo negro”, muy famosa en su día por la canción de "Mañana de carnaval". La película estaba basada en una obra de teatro de un joven Vinicius de Moraes y consiguió hacer popular una música hasta ese momento desconocida para el resto del mundo, la brasileña.





Vaya tostón que estoy dando hoy, pero es que me pongo con una cosa y acabo recorriéndome wikis, estanterías y filmotecas, sin que esto tenga fin, se tira del hilo, se hila, se enreda y … nunca, nunca se acaba.

Todo venía por querer poner la canción de esta joven compositora, Katerina Polemi, de padre griego, madre brasileña y criada en Londres y  Boston; su música es un compendio de todo ese trasiego cultural e igual canta jazz, que bossa nova, que música griega; creo que oiremos hablar de ella en el futuro porque tiene una musicalidad fuera de lo común. Y os aseguro que ha sido totalmente casual el que haya empezado hablando de mitos griegos y haya acabado con carnavales, imitando la extraña mezcla de esta mujer. Pero las casualidades ¿existen?

Pues ya está, “El vals de Orfeo”, tema principal de la obra de teatro "Eurydice", de Sarah Ruhl, compuesto por Katerina Pollemi, a la que se puede ver en el vídeo dirigiendo y tocando la guitarra. Nunca dejaremos descansar al mito.






Y ahora sería el momento oportuno para que alguien me preguntara:

- ¿Para qué sirve aprender griego?

- Para pasármelo de puta madre, Señor ministro

La libertad y la seguridad

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Tucídides decía algo así como: Es la libertad o la tranquilidad; deberás elegir. Esa frase en estas épocas en que se recortan nuestras libertades por un estado, que con la cantinela de “por su seguridad” se dedica a reglamentarlo todo, hay veces que nos falta el aire, cuando exclamamos ¿Sabes que han prohibido…? ¿Sabes que ahora es obligatorio…? ¿Sabes que han subido el permiso para…? Y todo eso, como decía Tucídides se debe a una elección nuestra, debemos ser conscientes cuando la tomamos, que no tiene vuelta atrás. Serás libre o estarás tranquilo, no puedes tener ambas cosas.

El paso del tiempo origina trastornos muy graves, entre ellos, la sensación de que todo cambia para peor y de que las cosas que nos gustaban se restringen y se pervierten hasta llegar a no reconocerlas. Pero si algo tiene de bueno el tic tac incesante, eufemismo de edad, es que se sufre de una alopecia general, principalmente en la lengua.

Así que estos son mis diálogos platónicos con mis alumnos de los fines de semana:

- Una pregunta, vosotros ¿Para qué os sacáis el título de patrón?

- Hum… eh … por si nos gusta, para poder alquilarnos un barco, para en un futuro..., para que a mi familia le entre el gusanillo, para salir a bañarnos, porque mi amigo lo tiene…

- ¿En qué queréis convertiros? ¿En patrones o en conductores de barcos?

Sigue al interrogante un silencio de muertos con caras de sospecha de que se enfrentan a una extraterrestre.

- Me refiero a que una vez acabéis estas prácticas quedareis convertidos todos en conductores de barco, pero solo alguno de vosotros tendrá el interés suficiente para intentar ser patrón. Y eso, como os voy a demostrar, me afecta a mí personalmente. Por ejemplo un conductor de automóvil llama a la asistencia en carretera cuando tiene un problema. Como aquí no existe tal servicio, un patrón intentará arreglárselas por sí solo en la soledad del mar; el simple conductor se quedará desesperado a merced de las olas y el viento.

¡Ja! soy una narradora fantástica y a esas alturas aunque les dé la espalda ya sé que están todos aterrorizados y si hay alguna mujer, me observará con espanto. Me sonrío al acordarme de una anécdota que le sucedió a una amiga cuando llevó la rueda de su coche a reparar a un taller. El chaval que salió a atenderla se llevó un susto mortal y sin pronunciar correctamente, al no poder cerrar la boca, exclamó a voz en grito: ¡Jefe, aquí hay una señora que se ha cambiado la rueda ella sola!

El caso es que me pongo a enseñarles que con unas pocas herramientas, un poco de ingenio y unos recambios, que un patrón habrá sido previsor en embarcar, se es capaz de solucionar las averías más comunes de a bordo.

- Así que si sois conductores os quedareis tirados in eternum. Vosotros decidís que queréis ser. Descanso y reflexión. El alma se serena. Solo queda esperar el tímido:

- ¿Pero podremos pedir auxilio a Salvamento Marítimo? ¿No?

Ahí es donde yo quería llegar, al germen del mal, a la seguridad mal entendida, carísima, al del papá estado que debe velar por nuestra protección, incluso cuando se trata de ocios y desmanes. Y el papá nos contesta con más normas y reglas, algunas absurdas y otras racionales, para quitarse pulgas de encima. Y nosotros que nos quejamos porque al final esto no hay quien lo pague. Y el estado dice que él tampoco puede, así que lo mantengamos nosotros. Más tasas, más impuestos; justos y pecadores, conductores y patrones, los indios y los vaqueros, todos en la misma olla a hervir juntos y a pegarnos como garbanzos. Ah, que no me olvido, que alguien hace negocio de todo esto, también.

Hace ya algunos años, navegando por Ibiza, el parte meteorológico llevaba días advirtiendo de la entrada de Mistral. A las horas de comenzar el viento ya se había recibido el primer May day; una pareja de insensatos habían tenido la ocurrencia de ir a pasar la noche a cala Saona, completamente abierta al Noroeste. Ni siquiera sospecharon nada al estar ellos solos en una playa de Formentera en agosto, ni se escamaron por las nubes de lenteja, ni de las olas que venían por donde no tocaba, ni tuvieron esa sensación, que todo observador del mar debe tener, de que algo no va del todo bien y que lo mejor es largarse cuanto antes, porque los temporales no entran de improviso, como un milagro de Fátima. El caso es que se debieron asustar bastante, porque la mujer berreaba por la radio:

- Socorro. Que alguien nos ayude. Mi marido acaba de sacarse el título y no tiene ni puta idea.

- ¿Se puede poner el patrón a la radio?- Contestaba la costera.

- Nooo, está vomitando.

Ni que decir tiene que fue el espectáculo del día, todos permanecíamos atentos al serial radiofónico y hubiéramos pagado nuestra buena localidad, por ver la llegada al puerto del barco remolcado por Salvamento Marítimo, con el capitán- que- no- tenía -ni –puta- idea al timón.

Eso fue hace tiempo, no quiero ni pensar lo que será ahora el canal 16 en agosto, con gente pidiendo auxilio porque no le arranca el motor del velero o porque se ha quedado sin combustible o porque se ha pillado un dedo con la puerta y le marea la sangre.

Pues es por cosas como estas por las que Salvamento marítimo no da abasto y por las que el estado declara insostenible el organismo y que aparte de pagar los rescates paguemos también su mantenimiento. Es decir la tasa T0 de balizamiento la multiplicamos por 2 o por 3  y aquí paz y mañana gloria. El que no quiera que venda el barco; je, si puede.

Así que el que vosotros no queráis ser más que meros conductores sin orgullo marinero, nos toca el bolsillo a todos los que antes de que nacierais ya andábamos por los mares,  incluso a los que ahora se plantean el navegar como una aventura para degustar un poco de libertad y aire fresco, muy diferente a un videojuego de seguridad absoluta y contrastada desde el salón de nuestra casa.
Me espero un poco, no mucho, para oír la respuesta:

- Pero todos han empezado desde cero y se aprende a base de errores.

Sí señor, pero también hay libros que leer, infinidad de ellos, y lo más importante: la actitud con la que cada cual se enfrenta a las cosas. Es impresentable el pedir socorro porque no hemos sido capaces de mirar el nivel del depósito, no sabemos cambiar el rodete de una bomba de agua, no sabemos leer un parte meteorológico, no sabemos manejar una carta y navegamos con la aplicación del móvil, dejamos los cabos tirados por cubierta hechos un lío y las sentinas sucias y llenas de tropezones para que se atasquen las bombas. Es indecente que un velero sin motor, sea incapaz de volver a puerto por sus medios, aunque le cueste 3 días completar la hazaña, en no saber y practicar hasta la saciedad la maniobra de hombre al agua, en no comprobar nuestro fondeo, nuestra radio, nuestro material de salvamento; en fin, en no tener el prurito de intentar solventar las cosas por nosotros mismos; que es lo glorioso de este oficio y lo que te confiere la sensación de ser un poco libre. El buscar siempre al ángel de la guarda particular en los momentos en que los acontecimientos nos superan es la antítesis de las ansias de independencia que un navegante tiene. Esa es la diferencia entre un conductor y un patrón.

Pero cuando creo que lo han captado y que les he convencido, últimamente, debe ser moda, porque siempre llega un momento en que alguien pregunta:

- ¿Y no hay control de alcoholemia en el mar? Por la seguridad de los demás, me refiero. Imagina que voy con mis niños y…



Estamos a un tris de que nos prohíban  la botellita de vino o la cerveza mientras navegamos.

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